alfonso solorzano
Foto: Cortesía

Hace solo unos días se realizó la cumbre del G7, el grupo de países más industrializados del mundo. Esta vez la mencionada cumbre se realizó en Canadá, siendo éste uno de sus miembros, y que a su vez es uno de los países con más dudas sobre el actual comportamiento económico que ha venido realizando el gobierno de EUA, encabezado por Donald Trump.

Específicamente debido a los aranceles para aluminio y acero que deseen ser importados a EUA, esto, desde luego, contradice la visión de “libre comercio” que las distintas potencias occidentales han venido apoyando las últimas décadas. Sin embargo la idea de recolocar aranceles a ciertos productos y aplicar medidas proteccionistas, fue una de las promesas implícitas que realizó Trump durante su campaña en 2016.

Al final, la propia canciller de Alemania, Ángela Merkel, que fue una de las principales protagonistas de la cumbre, indicó que lamentaba mucho el que Trump no incluyera su firma en el acuerdo final del G7, e incluso en una de las fotos que circularon sobre la cumbre, se le vio algo molesta por la actitud del presidente estadounidense.

Ciertamente la cumbre, aun cuando los principales organizadores hayan querido darle una imagen positiva, fue un evento de muchas tensiones entre los principales países de occidente y Donald Trump; esto exhibió claramente que Trump no tiene interés en preservar la alianza política-económica entre EUA y sus “socios” occidentales, realmente parece ser que el magnate planea llevar a EUA por otro rumbo geopolítico, completamente distinto al que lo dirigieron Obama, Bush y Clinton.

De hecho, cabe destacar que el propio Trump decidió dejar rápidamente la cumbre G7 para ir a Singapur a entrevistarse con el líder norcoreano, Kim Jong Un, para finalmente buscar un arreglo que ponga fin a las tensiones en la península coreana.

Al final, Trump y Kim se reunieron, y el líder estadounidense señaló que la reunión fue muy positiva y hasta mejor de lo que se hubiera pensado. El resultado de la reunión fue una especie de convenio que acordaron ambos líderes y sus equipos que supuestamente tendrían como objetivo la reducción de la nuclearización de la península coreana a cambio de ciertas concesiones de EUA para garantizar la existencia del régimen norcoreano, claro esto apenas fue tan solo un pequeño paso en largo trayecto que tanto el gobierno de EUA como de Corea del Norte pretenden continuar.

Pero como también era de esperarse, el ejercicio diplomático señalado ha sido criticado duramente por el sector anti-trump tanto de EUA como del resto del mundo. Algunos señalan que Trump le dio mucha más relevancia a Kim Jong que a la alianza tradicional de occidente, otros indican que en la propia reunión EUA-Corea del Norte, se firmaron acuerdos demasiado ambiguos que no parecen tener mucho impacto en este momento.

No obstante, todas esas opiniones le son irrelevantes al magnate, y a parte son críticas que de una u otra forma tienen poca potencia para tener impacto en la escena política estadounidense e internacional.

Los nuevos rubros de la geopolítica económica estadounidense de Trump parecen mantenerse firmes. Por ejemplo, tal como se mencionó, Trump nunca ha creído en el libre comercio como pilar económico, el apuesta por una mezcla entre economía nacionalista con comercio internacional regulado, así mismo ha indicado reiteradas veces que EUA financia demasiado la defensa de sus aliados occidentales y que además estos “no le juegan limpio” en el comercio, es por ello que ha decido, según él, equilibrar el terreno de juego. Esto de una u otra forma si tiene algo de realidad, ya que efectivamente, EUA es el país que proporcionalmente más aporta a la OTAN.

Finalmente, Trump también señaló en su campaña que estaría dispuesto a reunirse con Kim Jong para solucionar las cosas en la península coreana, y de una u otra forma él es el primer líder estadounidense en conseguir una reunión directa con un líder de Corea del Norte, lo cual desde luego es histórico.

Viendo todo de manera objetiva, Trump simplemente está haciendo lo que prometió durante su fase de campaña en 2016, que desde ese momento generó critica, sin embargo, la noche del 8 de noviembre Trump fue electo presidente, y por ende se podría presumir que el electorado estadounidense se sintió atraído por sus propuestas, por muy polémicas que hayan sido.

Tal parece, que por el momento las cosas le están saliendo relativamente bien a Donald Trump, aun con todas las críticas de los sectores de oposición, especialmente de los medios de comunicación y los intelectuales académicos; la figura del magnate está logrando mantener su base de apoyo y está incrementándola ligeramente. Ahora, incluso algunos sostienen la posibilidad de la postulación de Trump, junto con Kim Jong, para el premio nobel de la paz si se consigue una exitosa desnuclearización en la península coreana.

Ciertamente Donald Trump seguirá siendo un personaje polémico por el resto del tiempo que esté ejerciendo del poder, sin embargo, ha estado consiguiendo “salirse con la suya” en la que respecta a sus políticas internacionales y algunas locales, esto desde luego muestra que el magnate fue subestimado por sus adversarios, y ahora estos últimos se muestran molestos con todo lo que el presidente de EUA está haciendo o al menos tratando de realizar. No obstante por el momento, para bien o para mal, no parece haber algo que pueda frenar sus acciones. Ni siquiera todas las potencias del G7 fueron capaces de hacerle cambiar de opinión, es más, incluso varios de sus miembros parecen estar cayendo en el desespero respecto a su relación con el mandatario estadounidense.

Pero es sobre todo en esto último donde Trump tiene toda la ventaja, él siempre se ha posicionado como un negociador agresivo, despiadado y provocador, que hará todo lo posible por obtener lo que desea, aunque eso se vea mal frente a la opinión pública, por otro lado los gobiernos liberales de las potencias occidentales no están nada acostumbrados a jugar políticamente de esta forma. Si Trump consigue hacerlos caer en la desesperación o el desentendimiento, los tendrá cada vez más cerca de ceder frente a los intereses que el magnate tenga en mente, ello debido a que EUA sigue siendo la principal potencia del mundo y por ende tiene más “recursos” para negociar.

En este nuevo juego geopolítico, propiciado por Trump, tal parecer ser que el que se “enoje” será el primero en perder.