La convocatoria fue contundente y masiva el pasado viernes cuando el senador Ricardo Monreal visitó la capital del estado de Michoacán por invitación del gobernador, Alfredo Ramírez. De hecho, fue el propio jefe del ejecutivo local quien consideró necesario abrir el compás. Dicho en otras palabras, se enfocó en la democracia interna explícita en los fragmentos de una carta que envió la dirigencia nacional de Morena.
Fue, sencillamente, una decisión de altura de miras y de madurez política una vez que comenzó la nueva etapa del juego por la sucesión presidencial del qué ya hemos hablado en estos últimos días siendo, en ese sentido, clave la determinación que tomó el presidente López Obrador al reconocer el derecho legítimo al zacatecano después de meses de veto presidencial, y de no haber recibido el mismo trato como corcholata.
Con esa determinación de impulso y apertura comprendimos que, lo que aconteció el viernes en Morelia, fue una justicia social al mérito de saber resistir, incluso ante la propia adversidad con la que vivió Monreal durante 18 meses consecutivos. De hecho, vivir en esas circunstancias hace doblemente meritorio la incorporación al mapa electoral en el que, hasta este momento, ya se ha hecho notar con una presencia más activa en las distintas entidades del país, y hay que decir con claridad, con un poder de convocatoria impresionante como aquellos tiempos de campaña en Zacatecas de 1998.
Y Ricardo Monreal se ha robado los reflectores. Es obvio que apretó el acelerador pues, sí hay algo identifica al coordinador de los senadores de Morena, es su tenacidad para encarar los procesos electorales dada la gran experiencia acumulada no sólo como candidato, sino como coordinador de campaña del propio Andrés Manuel López Obrador en distintas etapas.
Así que, en esa tesitura, el zacatecano es muy eficaz e inteligente.
En efecto, esa virtud o capacidad hará la gran diferencia en el proceso interno de Morena. Sin duda la carta que envió Mario Delgado fue un poderoso revulsivo para Monreal ahora que el juego medio se niveló. Y lo digo de esa forma porque, en esa coyuntura, falta que el equilibrio se empareje en el terreno mediático y territorial. Para que eso suceda, los gobernadores y gobernadoras emanados de Morena, tienen que tomar el ejemplo de Alfredo Ramírez que entendió perfectamente el mensaje de fondo de una misiva en relación con las formalidades como los eventos que se celebraron en el marco de Unidad.
De hecho, el gobernador de Michoacán brindó todas las condiciones necesarias para llevar a cabo los eventos y, el escenario, se convirtió en una fiesta democrática. Hablo del mitin que cerró la participación de Ricardo Monreal en Morelia donde numerosos sectores de la sociedad mostraron su afinidad con el coordinador de los senadores de Morena. Y no solo fue empatía, sino conexión con el mensaje; estoy seguro que los miles de asistentes se fueron convencidos del proyecto de nación que, desde hace meses, construye el zacatecano a través de la participación social.
En cuanto al programa de nación hay una clara ruta para profundizar las políticas públicas implementadas por el presidente López Obrador. Ésa es, en esta nueva etapa, otra de las ventajas que tiene Ricardo Monreal a su favor pues sabe perfectamente las necesidades que aún imperan en la ciudadanía. De hecho, ese programa de nación se alimenta de las propias opiniones de colectivos que proponen acciones para mejorar la calidad de vida.
Por esa razón el interés social va en aumento. Saben que, el coordinador de los senadores de Morena, tiene una lectura clara y una percepción nítida en muchas materias que hay que fortalecer y seguir impulsado, sobre todo donde hay una polarización. De esta manera, nace el proyecto de Reconciliación por México que le apuesta, sin duda, a trabajar en coordinación con todos los sectores de la población, incluso con las minorías que integran algunas expresiones políticas.
Eso lo ha sabido capitalizar, incluso, en el propio Senado de la República donde Monreal ha hecho posible una serie de cambios al marco constitucional gracias a los buenos oficios, pero, también, a la comunicación constante con todas las fracciones que integran el pleno. Algo que parece complejo en el terreno político o legislativo, pero que Ricardo Monreal lo ha hecho tan simple porque demuestra flexibilidad, respeto y tolerancia.
En otras palabras, no hay fronteras para Ricardo Monreal. Lo posible es una concepción intrínseca del zacatecano. Prueba de ello es, por mucho, que logró el reconocimiento del presidente Obrador como aspirante oficial de Morena en el juego sucesorio porque- de cierta forma- eso estaba siendo una limitante o una brecha para avanzar a la par de las corcholatas. Sin embargo, la carta de Mario Delgado llegó a revolucionar el escenario a partir de la divulgación a los gobernadores y gobernadoras. Es evidente que, lo que pasó en Michoacán, es una muestra de voluntad y de altura para apoyar a quien el pueblo decida impulsar, eso sí, con un mecanismo transparente y democrático que no deje dudas.
Por ello, no hay que perder de vista a Ricardo Monreal que, desde hace unas semanas, apretó el acelerador. Seguramente las encuestas que circularán se moverán significativamente porque- el zacatecano- rompió con ese cerco que le impedía avanzar por el veto presidencial. Empero, ahora la cosa es distinta; se han cicatrizado heridas y, en esa coyuntura, el coordinador de los senadores de Morena cuenta con todas las características para convertirse, primero, en candidato del lopezobradorismo, y después en sucesor del presidente Andrés Manuel López Obrador.
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En un hecho que dará la batalla hasta el final dentro de Morena. Así lo ratificó en presencia de miles de asistentes que se dieron cita en el monumento al general Lázaro Cárdenas del Río en la ciudad de Morelia.
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