Más allá del merecido voto de castigo de los ciudadanos a los partidos tradicionales, Andrés Manuel López Obrador, hombre de extraordinaria intuición popular, arrasó en las elecciones por el paraíso que promete para México en el sexenio 2018-2024.
Es imposible no estar de acuerdo con lo que propone. No más mexicanos en extrema pobreza; no más corrupción, no más gasolinazos, no más impuesto, no más deuda. Abrazos, no balazos; amor y paz.
Suena padre, padrísimo. Las expectativas son muy altas.
Va un recordatorio de sus principales compromisos ya como Presidente electo.
Aumentar al doble la pensión de los viejitos; un millón de discapacitados recibirán un apoyo mensual; los medicamentos serán gratuitos.
Se crearán 100 universidades públicas nuevas y se entregarán becas en el nivel básico, medio y superior, a diez millones 300 mil alumnos.
Se dará trabajo como aprendices, con un sueldo mensual de tres mil 600 pesos, a 2.3 millones de jóvenes desempleados.
Habrá precios de garantía en el campo, crédito a la palabra a la ganadería y a la pequeña y mediana industrias.
Se ofrecerá una canasta básica de alimentos para combatir el hambre; se atenderá a los damnificados por los sismos; se crearán 128 centros coordinadores para el desarrollo de los pueblos indígenas.
Se construirán 300 caminos de concreto, habrá internet en todo el país, se creará una zona franca en la frontera norte —quiere bajar el IVA a 8%— se construirá el Tren Maya y una refinería en Paraíso, Tabasco; se aumentará, con urgencia, la producción de petróleo.
Y faltan…
Nos dimos a la tarea de hacer una proyección. Tomamos como base el Presupuesto de Egresos para el 2018, que es de cinco billones de pesos.
De ese total, 3.5 billones ya están etiquetados: para pensiones, obligaciones financieras, IMSS, ISSSTE, Pemex y la CFE.
Otros 500 mil millones son para el Ramo 33 (educación y salud) y para los órganos autónomos. Del millón que sobra, casi 400 mil millones, son sueldos y salarios.
Quedan 600 mil millones de pesos. Equivale al gasto de todas las secretarías.
Tan sólo duplicar las pensiones a los viejitos cuesta 40 mil millones, más lo que se acumule, incluyendo descentralización de las secretarías, cuyo costo no se ha dimensionado.
El costo del Tren Maya lo calcula en 150 mil; y el programa de los ninis, con el apoyo de la IP, más de 100 mil millones anuales.
AMLO dice que los recursos que se ahorren por el combate a la corrupción y la reducción de los gastos suntuarios serán suficientes para financiar el desarrollo.
No sabemos de dónde surgió la cifra, pero calcula que el ahorro sería de alrededor de 500 mil millones de pesos.
Buscamos a expertos de la Secretaría Hacienda. Nos dicen que no hay margen para “mucho ahorro” en los “gastos suntuarios”, ni bajando salarios ni corriendo al 70% del personal de confianza en la burocracia, que son los que hacen la chamba, como prometió el Presidente electo.
“Las opciones son subir impuestos o adquirir más deuda”, subrayan.
AMLO ha reiterado que no habrá más deuda y que no subirá impuestos “en términos reales”.
Nos preguntamos qué quiere decir lo de “términos reales” que utilizó en su discurso ante el Consejo Nacional de Morena.
¿Si la inflación sube, los impuestos también? ¿Es eso?
Nada deseo más que sus compromisos se hagan realidad. Sólo que dudo que le alcance para darnos El paraíso que promete.
Sus compromisos chocarán con la realidad de la Aldea Global.
Hace algunas semanas, el profesor de economía Isaac Katz ironizó en Twitter sobre los salarios que se anuncian en el gobierno de La Cuarta Transformación.
En su cuenta @econoclasta, el profesor escribió:
“Aviso de ocasión del Gobierno Federal: Busca Director General de Crédito Público. Obligaciones: administrar nueve millones de pesos de deuda. Horario laboral: Lunes a Sábado de 9 AM a 7 PM. Sueldo bruto. 40 mil pesos mensuales. Prestaciones: ISSSTE.
Es cierto que las medidas de austeridad que se anuncian derivan del despilfarro y los abusos que se cometen sistemáticamente en el servicio público, pero también que si los salarios bajan, los más preparados se van a ir.
El mismo Katz precisó que alguien con los conocimientos necesarios para ese puesto gana alrededor de 200 mil pesos mensuales en la iniciativa privada.
LO BARATO SALE CARO.
El sábado pasado les adelantamos que Agustín Basave renunciaría al PRD, partido que dirigió ocho meses. Dijimos que los motivos de su separación los daría a conocer después de la sesión, ayer, de la Comisión Permanente, que fue, al mismo tiempo, la última de la legislatura saliente.
Así ocurrió. Agustín apenas le entregó su carta de renuncia a Manuel Granados, presidente del PRD. Le dice que se va convencido de que ya no existen las condiciones para que el perredismo se libere de sus desviaciones cupulares y lastres tribales.
“Perdí la esperanza de su redención, pero conservo el privilegio de haber presidido el partido histórico de la izquierda mexicana, sin el cual no se puede entender la lucha por la democracia y la igualdad en México”, dice la misiva.
Lo dicho: el último que se vaya que apague la luz.
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