Carlos Urzúa regresó al bando de los conservadores, los fifís, los machuchones. Su salida es “la crónica de una renuncia anunciada”, como la calificó el diputado Porfirio Muñoz Ledo. La también diputada de Morena, Tatiana Clouthier, de plano dijo que la carta de renuncia del exsecretario de Hacienda es “un acto de cobardía”. Le reprocha haber dejado “puntos a la imaginación”.
El propio Presidente de la República lo dijo ayer en la mañanera. “(Urzúa) Me presenta un Plan Nacional de Desarrollo. No reflejaba un cambio. Era como si lo hubiera hecho Carstens o Meade”, recalcó.
*Urzúa vivió más de siete meses en las entrañas
de la 4T. Sabe de lo que habla cuando dice que se han tomado
decisiones de política pública “sin sustento”.
No parece servir de mucho que haya denunciado a los “influyentes” del gobierno federal que impusieron en la secretaría a funcionarios que ni idea tienen de la Hacienda Pública. “Están allí con una patente de conflicto de interés”, escribió. Pero en Palacio Nacional, obvio, no tienen el menor interés en que se investiguen esas denuncias.
*Fuera del país ven con escepticismo la renuncia. La califican de inesperada, pero no sorprendente. En su reporte sobre México, expertos del Grupo Eurasia destacan, entre otras cosas, el desacuerdo de Urzúa con el plan de negocios de Pemex. “No es la primera (y probablemente no será la última) renuncia por desacuerdos sobre la gestión de políticas públicas de un gobierno que funciona mal y tiene objetivos inconsistentes”, dicen. Eso sí. Califican de “positivo” el nombramiento de Arturo Herrera como titular de la SHCP. “Intentará cumplir con la disciplina fiscal”, subrayan. Pero advierten que tendrá influencia limitada. “Se muestra como un soldado”, aseveran.
*No habrá cambio en lo económico. Seguirá la transformación hasta donde tope con la realidad. No le hace que las calificadoras internacionales hayan degradado el perfil crediticio de Pemex ni que los pronósticos de crecimiento estén por debajo de la meta del 2% fijada para este año.
Tampoco que haya caído en 88% la creación de empleos en mayo; que la inversión fija haya bajado o que los ingresos petroleros hayan disminuido 17.5 por ciento.
Tenemos un inquietante problema económico, pero en Palacio Nacional “tienen otros datos”. El Presidente está conforme y es lo que cuenta. Presume el peso como “la moneda que más se ha fortalecido en el mundo”.
Aunque los mercados “tienen otros datos”. Esa fortaleza, dicen, se debe a las altas tasas de interés que se pagan en México. Seis puntos más que en EU.
*A Carlitos lo ví ayer fuera del Senado. Un niño de 10 u 11 años que se manifestaba en la calle de Madrid vestido de Policía Federal. Su padre forma parte de esa maltratada corporación que está a punto desaparecer para dar paso a la Guardia Nacional. Es de los rebeldes que el Ejecutivo llama “indisciplinados”. El niño levantaba una elocuente pancarta en la que se leía: “Obrador, dijiste que no separarías familias y ya separaste la mía”. Lo acompañaba su mamá, Susana, quien no paraba de decirnos que es “mentira” que haya habido acuerdo con las autoridades.
Eran decenas de policías y sus familias las que se manifestaban en las afueras del recinto parlamentario. Estaban allí, decían, porque en Palacio Nacional no los ven ni los oyen. Fueron recibidos por una comisión plural de senadores integrada, entre otros, por Miguel Mancera, Nancy de la Sierra, Xóchitl Gálvez, Claudia Anaya, Alejandro Peña, Pilar Lozano y María Rosete. La reunión fue útil, a juzgar por lo declarado por el abogado de los policías, Enrique Carpizo: “Ha habido apertura. Han escuchado reclamos. Han sido sensibles de que no es prudente que se les den finiquitos de tres mil 500 pesos a policías federales, muchos de los cuales han arriesgado su vida”.
“Tampoco nos hemos olvidado de aquellos que aceptaron pasarse a la Guardia Nacional con el propósito de que cesen las violaciones a sus derechos laborales. Hemos recibido un sinnúmero de mensajes en redes sociales, donde nos informan que el trato ha sido humillante…”.