El gobernador en (dis)funciones
Foto. Cortesía

Francisco Lemus | Twitter: @PacoJLemus

Muchas deficiencias han caracterizado al actual gobierno, pero algo que definitivamente marca su final es la congruencia: un cierre tan desastroso sólo podía ser la marca de una administración que desde sus primeros meses demostró estar destinada al fracaso. De igual modo, esta es la marca de la bancarrota política y moral del PRD frente al lopezobradorismo.

Mientras la violencia se apodera de gran parte del estado, el gobernador en (dis)funciones se esmera por probar algo que en realidad no ha podido demostrarle a nadie. Cuál es el gran secreto que resguarda el folder que el gobernador carga consigo, que no ha querido develárselo a nadie, claro, tampoco es que haya muchas personas dispuestas a comprar sus dichos.

Si bien, ni siquiera los más aguerridos críticos del actual presidente se han atrevido a hacer eco de las acusaciones lanzadas por Silvano, en buena medida por la pésima reputación con la que carga; si éste en verdad tuviera pruebas tangibles no dudarían en exponerlas en horario triple A, como lo han hechos con los videos que incriminan a los hermanos del presidente.

Si hubiera algo más que papel para reciclar en el folder del gobernador, ya hubiera sido primera plana de los periódicos más relevantes a nivel nacional, y verdaderamente las instituciones acreditadas para ello estarían evaluando la posibilidad de anular la elección. ¿O es que acaso el gober necesita la anuencia del presidente para dar a conocer tan relevante información?

Si lo que Aureoles Conejo pretende es negociar, con el gobierno mexicano o con organismos internacionales, su impunidad, en verdad que está haciendo un pésimo trabajo, de nuevo, congruente con el sello de su administración estatal.

Realizar una gira por EEUU con su carpetita suena a una movida en extremo audaz, pues así como su amigo Cabeza de Vaca, en una de esas, el disfuncional gobernador michoacano ya también tiene una carpeta de investigaciones esperándolo en tierras norteamericanas.

El tiempo se agota para poder negociar su salida por la puerta chica sin escalas a Almoloya, pero mientras Aureoles Conejo pierde el tiempo en su teatrito, Michoacán se enfrenta a una situación de ingobernabilidad y ausencia de Estado de Derecho equiparable a los peores momentos de la guerra ficticia de Felipe Calderón o de las correrías del Virrey del Taco, Alfredo Castillo.

Ingresa a: La última batalla de Silvano el valiente

Si ya en la mayoría existía la impresión de que el gobernador era el peor tipo de parásito que habitaba las tierras michoacanas, las últimas semanas sólo pueden ser calificadas de un escupitajo en la cara de la ciudadanía. El gober, cuya paga sí llega puntual quincena a quincena, se ha dedicado a todo, menos a gobernar este maltrecho estado.

Ya ni siquiera vale la pena cuestionarse cómo es que el gobernador no se dio cuenta de que el crimen organizado estaba apoderándose de Michoacán sino hasta el seis de junio pasado; tampoco vale la pena preguntarse por qué sólo él fue el depositario de tan importante información que demuestra el peso de los criminales en la política estatal.

A estas alturas ya lo único que la ciudadanía puede esperar es que esta pesadilla sexenal se acabe y que la justicia prevalezca, que quienes tengan deudas pendientes con la ley sean presentados ante ella, y que el nuevo gobierno no defraude las esperanzas -ya bastante ausentes- de quienes todavía están dispuestos a darle una oportunidad a la política electoral.