El escritor Ignacio Padilla, autor de La catedral de los ahogados y La gruta del toscano, falleció este sábado a los 48 años de edad. La información fue confirmada por el Instituto Nacional de Bellas Artes; de acuerdo con los reportes, habría muerto en un accidente automovilístico mientras se dirigía a Guadalajara, Jalisco.
El autor oriundo de la Ciudad de México perteneció a la corriente literaria conocida como la Generación del Crack, movimiento integrado por otros literatos como Jorge Volpi, Vicente Herrasti, Pedro Ángel Palou y Eloy Urroz. Este grupo se distinguía por encontrar sus principales influencias en la literatura europea y por realizar experimentos lingüísticos.
Nacho Padilla es la cultura vuelta persona: se desenvolvió a través de todo el universo literario. Fue narrador, prologuista, traductor; escribió novelas, relatos breves, obras para niños; también fungió como crítico literario, promotor de la cultura, hizo crónica y también se desempeñó como dramaturgo. Además de compartir su conocimiento —acaso la mayor aportación de su carrera— en su labor como académico.
Apenas hace dos semanas, el pasado 3 de agosto de 2016, mientras era reconocido en el Palacio de Bellas Artes como uno de los protagonistas de la literatura mexicana, Padilla dijo: “Soy un cuentista, un “corredor de cien metros”, y no me alcanzará la vida para narrar todo lo que quiero contar”. No queda otra opción más que recordarlo a través de su vasta obra y revivirlo mediante los libros que nos dejó.
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