Este 19 de octubre se conmemora el Día Mundial de la lucha contra el Cáncer de Mama; Verónica es una sobreviviente; el cáncer no me mato resurgí de las cenizas
Morelia, Michoacán.- “Resurgí de las cenizas, como dicen, soy como un Ave Fénix”, son las palabras que entre lágrimas expresa Verónica, quien padeció cáncer de mama y a la fecha, está en remisión y continúa su tratamiento para que “el huésped” como ella lo llama, la abandone completamente.
Verónica es una mujer de poco más de 40 años, con cabello rizado, de estatura media, jefa de su pequeña familia (su hija y ella), conduce un “uber” para mantenerse y apoyar a su hija en sus estudios. Mientras recorremos el circuito periférico de Morelia cuenta cómo fue su experiencia desde que supo que tenía cáncer.
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Al subir a su unidad el pasado jueves 14 de octubre me entrega un moñito rosa que lleva en su automóvil y me pide portarlo como símbolo del apoyo a la lucha contra el cáncer de mama; ¿usted no ha tenido acercamiento con la enfermedad? Me cuestiona ¿alguien de su familia lo ha padecido?.
Verónica hace alto en un semáforo y platica: “yo lo siento mío, es mi huésped desde hace algunos años y cuando llegó sentí que se acababa el mundo. Siempre que te dicen: cáncer, crees que es un augurio de muerte y así lo pensé. No podía creerlo, no sabía cómo decirle a mi hija, a mis hermanas, a mi madre (…) llegué a pensar en no hacer ningún tratamiento porque mi caso era un poco avanzado”.
Verónica, paciente en recuperación de cáncer
El semáforo está en verde y Verónica avanza, hace un silencio prolongado y ya con la voz cortada por el llanto que no dejaba salir todavía, recuerda las sesiones de radiación, más de una decena de ellas para exterminar el cáncer y lo pesado que fue soportarlas, aunado a su tratamiento de quimioterapia que también tuvo que tomar para reponerse.
“La quimio no me afectó tanto, pero la radiación (…) yo sentía que ya no podía, me faltaban 3 sesiones para terminar y le rogaba al doctor que ya no me dieran más. No podía hacer nada, no podía caminar, me desmayaba, salía con el cuerpo hirviendo, como si me estuviera quemando por dentro. Un día sentí que no podía más y tuve que ir a urgencias, ahí supliqué que ya me dejaran así, que prefería estar muerta que seguir soportando el dolor y las molestias que te generan”
Verónica, paciente en recuperación de cáncer
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Pero mi hija me dio ánimos, solo somos ella y yo, cómo iba yo a dejarla solita, cómo la voy a desamparar si todavía tengo tantas cosas que enseñarle”. Verónica llora y platica cómo es su hija, una joven sana, que estudia y trabaja, que tiene muchos sueños por cumplir, que habla 3 idiomas y está aprendiendo el alemán. “Cómo me iba a ir sin ver a mi hija cumplir sus sueños; me animé a seguir primero por ella, luego por mi. Y es que cuando tienes un hijo, dejas de pertenecerte y eres toda para ellos”.
Verónica, paciente en recuperación de cáncer
La unidad se detiene porque Verónica no podía ver tras el llanto, pide disculpas por “descomponerse”, se limpia los ojos, aclara la voz y continúa la ruta. “El cáncer es cabrón, me lo quitó todo; por no poder trabajar y no tener seguro social me despidieron y mi hija le entró al quite, se consiguió un trabajo, nos mantenía a las dos porque nos quedamos sin nada. Eso me rompió el corazón pero también me llenó de orgullo, a ver dígame, ¿hubiera sido justo que yo la dejara sola y sin nada? Claro que no”.
“Hace 8 meses fue mi última radiación, entre y salí llorando, sin poder caminar, sin poder sostenerme. Pero hoy estoy aquí, no pasó mucho tiempo para que yo me reincorporara porque tengo obligaciones, tengo una hija, me tengo a mi y tengo a mi huésped. No le agarro cariño, pero ya lo soporto. Aunque me han dicho que ya no está no me quiero hacer ilusiones hasta que me den de alta, falta más de un año, entonces podré decir que mi huésped me abandonó”.
Verónica, paciente en recuperación de cáncer
“No encontré trabajo por mi edad, porque no tengo estudios (…) pero sé manejar y hoy con este carro saco lo que necesitamos para vivir mi hija y yo, para tener otra vez un lugar a parte donde vivir, para que ella se dé algunos gustos y yo también. Ella quiso seguir trabajando, da clases de idiomas porque ya sabe inglés y francés y sigue estudiando. Mi hija me llena de orgullo y hoy sí quiero vivir muchos años para verla crecer, está muy joven y es muy inteligente”.
Verónica, paciente en recuperación de cáncer
Llegamos al destino y Verónica se detiene: “el cáncer es cabrón, no importa la edad que uno tenga se debe revisar constantemente. Que te mutilen es lo de menos cuando agarras la idea de lo que realmente es vivir. Ya casi logro superarlo, casi estoy fuera, estoy a un año de correr a mi huésped para siempre. El cáncer no me mató, hoy ya resurgí de las cenizas, como dicen. Soy como un Ave Fénix”.
Verónica, paciente en recuperación de cáncer