A tan solo tres semanas de la llegada de Donald Trump a la casa blanca, las relaciones entre EUA y Rusia vuelven a tensarse peligrosamente.
Ahora, debido a los supuestos hackeos rusos a las distintas cuentas de correo electrónico de varios miembros del partido demócrata el gobierno de Barack Obama decidió expulsar a 35 diplomáticos rusos de territorio estadounidense.
La justificación oficial fue que según informes de agencias de inteligencia estadounidense, algunos de estos diplomáticos facilitaron ayuda a los hackers rusos que intervinieron las cuentas de correo. No obstante el gobierno de Rusia a través de su presidente, Vladimir Putin, ha pedido al gobierno de Obama que se exhiban pruebas sólidas del vínculo entre los hackers y los diplomáticos rusos.
De igual manera Putin señaló que habría serias consecuencias por la expulsión de los diplomáticos rusos. Originalmente se creyó que Putin respondería a la acción de Obama expulsando de la misma forma a diplomáticos estadounidenses en suelo ruso, sin embargo el presidente ruso respondió de otra forma completamente diferente.
Putin señaló públicamente que su gobierno no expulsaría a ningún diplomático estadounidense, pues la política exterior rusa no se “degradaría” al nivel de la política exterior de Barack Obama.
Desde luego que este gesto fue tomado por muchos como una forma fría pero muy serena de responder ante la expulsión de los diplomáticos rusos, ya que puede considerarse que esta maniobra fue una especia de “bofetada de guante blanco” a la administración del presidente Obama, y por su puesto a su vez esta táctica hizo ver a Vladimir Putin como alguien de mayor cordura diplomática en la política exterior.
Incluso Donald Trump alabó la acción de Putin, señalando que nuevamente el mandatario ruso superaba en habilidad política a su homólogo estadounidense.
No obstante, dejando de lado la hábil maniobra de Putin, lo verdaderamente preocupante es que estas tensiones entre Rusia y EUA se sigan incrementando, pues lo que menos requiere la comunidad internacional es que se desate un conflicto político entre estas dos potencias mundiales.
Algunos analistas opinan que la verdadera razón de la expulsión de estos diplomáticos es que en realidad se trata de una estrategia de Obama para entorpecer las relaciones con Rusia debido a la admiración que posee el nuevo presidente electo de EUA, Donald Trump, respecto a Vladimir Putin. Otros creen que es más bien un intento del gobierno de Obama por responder ante la actuación de Rusia en la promoción de la tregua que se está dando entre el gobierno sirio y la oposición rebelde, pues en este sentido Rusia ha jugado de manera más hábil en la geopolítica del medio oriente.
Pero sea cual sea la razón, es muy preocupante que el gobierno de Obama esté tratando de emplear esta clase de tácticas para desafiar la política exterior rusa. Desde luego, Obama esta en todo su derecho de oponerse y criticar las acciones de Putin así como de sus allegados, pero incluso para criticar o levantar la voz hay formas prudentes, y lamentablemente la expulsión de los diplomáticos rusos, sin pruebas contundentes que los vinculen a los hackers, no es una de ellas.
En estos momentos de incertidumbre internacional, más bien se requiere que EUA y Rusia se aproximen para buscar acuerdos sobre los diferentes conflictos en los que ambos países se encuentran involucrados, de lo contrario la situación política no solo entre estas dos naciones sino de muchas otras en el mundo, correrá el riesgo de empeorar y por consiguiente perjudicar severamente a la sociedad civil de cada una de ellas.
Es momento para que el águila estadounidense y el oso ruso se sienten en la mesa de dialogo, no solo por su propio bien sino por el de la comunidad internacional.