No hubo tsunami guinda como en julio del año pasado. El “efecto López Obrador” funcionó, pero a medias. Lo muestran las cifras del PREP con el 100% de los votos computados en las seis entidades donde hubo elecciones.
El gran triunfador fue el abstencionismo, de acuerdo con cifras registradas en el 100% de las casillas, según el PREP.
En Quintana Roo, la participación fue un desastre: 22.13% del padrón. En BC sólo fue a las urnas el 29.95% de los electores, en Tamaulipas el 33.15, en Aguascalientes el 38.8 y en Puebla el 38.9. De este fenómeno se salvó Durango, con una participación del 45.34 por ciento.
Los ciudadanos le dieron la espalda a los partidos, incluido Morena, que sólo logró un millón 567 mil votos contra los cuatro millones 511 mil votos que obtuvieron en esos seis estados en julio del año pasado, según cuentas del moreno en vías de expulsión, Alejandro Rojas Díaz Durán.
Los partidos y coaliciones no convencieron a casi 7 de cada 10 ciudadanos para salir a votar. El entusiasmo del año pasado se fue a dominguear.
Las guías jurídicas de Wolters Kluwer, librería especializada en derecho, nos dicen que en los regímenes autocráticos “la no participación se considera la expresión pública de una oposición”. Para reflexionar, ¿o no?
- *Si nos vamos sólo a las estadísticas, la Coalición Juntos Haremos Historia ganó lo más importante.
Los morenos y sus rémoras le arrebataron al PAN sus dos grandes bastiones: Baja California y Puebla. La coalición que llevó a AMLO a Palacio Nacional pasará a gobernar siete estados —incluida la Ciudad de México— o el equivalente al 29.7% de la población nacional, de acuerdo con el reporte de Integralia Consultores, que encabeza Luis Carlos Ugalde.
No está de más decir que en el triunfo de Miguel Barbosa, en Puebla, fue fundamental la ayuda del PVEM y el PT, pero también la decisión del PRI de ir con candidato propio, luego de descartar el apoyo a Cárdenas.
El abanderado de Morena obtuvo 44.67% de los sufragios, si el tricolor hubiese apoyado a Enrique Cárdenas, candidato de la coalición PAN-PRD, el resultado hubiese sido distinto.
El candidato del PRI, Alberto Jiménez, alcanzó 18.45% de los votos, mientras que el de la coalición de azules y amarillos sumó el 33.23%. Juntos hubiesen logrado el 51.67%. Un primor, ¿no?
- *El triunfo de los que quieren hacer historia fue apabullante en BC. Los pocos que votaron otorgaron al candidato a gobernador, Jaime Bonilla, el 50.38% de los sufragios. La coalición se llevó los cinco ayuntamientos y una mayoría en el Congreso local.
El PAN ganó las alcaldías en ciudades capitales como Aguascalientes y Durango. Se consolidó en Tamaulipas, donde ganó 21 de los 22 distritos, según el PREP.
“Acción Nacional saca más votos que Morena —si sumamos los seis estados—. Se posiciona por su doctrina, su militancia, sus tradiciones, como el único partido que puede derrotar a Morena”, nos dijo el tabasqueño Juan José Rodríguez Prats, crítico de la dirigencia del azul.
El mejor resultado del PRI, otrora partidazo, fue en Durango, donde, individualmente, fue el partido más votado. Y, sin embargo, no ganó ninguna ciudad importante.
Del PRD, mejor ni hablamos. Su resultado más destacado lo obtiene, precisamente, en Durango, pero en coalición con el PAN. Gobernará 16 municipios.
- *Nos escribió Alejandro Moreno, gobernador de Campeche y aspirante a la presidencia del PRI, para precisar lo que publicamos el sábado anterior. Dice que no puede haber “candidato oficial”, como dicen sus adversarios internos, porque el método de elección aprobado es consulta directa a la base.
Y más. Sostiene que las declaraciones que aludían a “los últimos estertores de reptiles agonizantes que no entienden que el PRI ya cambió” no iban dirigidas a sus contendientes en la elección interna, sino a los que nunca quieren soltar el PRI. “Y el que se ponga el saco, que se lo ponga”, puntualizó.