Por: Luis Celis
Hoy en día, las sociedades estamos mucho más conectadas a las problemáticas sociales de lo que estábamos en un pasado no muy lejano; los medios de comunicación hegemónicos nos permiten ser más conscientes de lo que sucede a nuestro alrededor, y existe una cuestión que a todos nos concierne, la contaminación del medio ambiente.
Pareciera que este tema está en la cabeza de todos, y tan es así que a nivel mundial se han implementado innumerables políticas ambientales de todo tipo. Sin embargo, a pesar de que la contaminación ambiental es una realidad tangible, pareciera que estas políticas tienen más afectaciones que beneficios. En el contexto de la Ciudad de México, estas políticas ponen a los comerciantes y fabricantes en una situación muy complicada, ya que, la prohibición de bolsas plásticas de un solo uso afecta a un sector muy productivo de la sociedad, además de inviabilizar muchas formas de comercio.
Pero entonces ¿qué tan funcionales son estas políticas? Pues, hasta el momento no existe un sólo estudio que indique que haya un beneficio real al entorno del país y, por el contrario, la aplicación abrupta de este tipo de normas obliga a los comerciantes y productores a adaptarse rápidamente a alternativas “más verdes”. No obstante, tendríamos que cuestionarnos que sucede al no utilizar bolsas de plástico, siendo que la producción de bolsas de papel o bolsas de tela tampoco son nada benéficos para el entorno, ya que, si bien la producción de bolsas plásticas no es de ninguna manera positiva para el ambiente, la tala desmedida de árboles para suplir la demanda de bolsas definitivamente no es mejor opción. Y aunque el uso de la bolsa de tela busca ser una opción redituable, la verdad es que no existe una cultura y educación de lo reutilizable, y se terminan consumiendo este tipo de bolsas la mayoría de las veces que vamos al súper mercado. Cabe recalcar que estas bolsas tienen una huella de carbono 5 veces mayor, además de estar hecha con microplásticos, y su proceso de reciclaje es mucho más complicado debido a la incertidumbre respecto a todos los materiales usados en este tipo de bolsa; y las bolsas de algodón tienen una huella de carbono 119 veces mayor que las de plástico.
Claramente la contaminación nos afecta a todos, pero debemos entender que la solución al problema de la contaminación es más compleja que la aplicación de normas absurdas que afectan más a la ciudadanía de lo que benefician al ambiente.