Hace solo unos cuantos días se celebraron las primarias republicanas en el Estado de Oregón, ya con Donald Trump como único candidato, acercándolo cada vez más a la nominación oficial del partido republicano para participar en las elecciones de noviembre de este año, donde se elegirá al próximo presidente de EUA. La campaña de Trump se ha basado en discursos de odio tanto contra el sistema político y económico estadounidense como también contra minorías que habitan los Estados Unidos, particularmente contra mexicanos indocumentados.
Así mismo Trump ha prometido un giró de 180 grados a la política de comercio exterior estadunidense en caso de resultar electo, indicando que privilegiará políticas proteccionistas para la economía de EUA, es decir, se buscaría proteger la industria estadounidense de competencias que provengan del extranjero (incluido México); pero su idea no se detiene solo en eso, Trump abiertamente ha señalado que reduciría considerablemente el comercio con México y que sacaría a EUA del tratado de libre comercio (TLCAN) del cual México también es parte, incluso ha pedido a sus compatriotas que no hagan negocios en México, pues para él los mexicanos no somos amigos de EUA; su discurso político ha llegado al punto de que ha amenazado a las compañías estadounidenses en México diciendo que si siguen operando en el país, cobrará un impuesto del 30% a todos los productos de origen mexicano, precisamente para hacer que esas compañías regresen a producir dentro de territorio estadounidense.
Evidentemente Donald Trump en la presidencia constituiría una amenaza para nuestra economía, pero en especial para nuestros paisanos en el otro lado de la frontera, donde muchas familias correrían el riesgo de fracturarse si aquel hiciera real su amenaza de deportar 11 millones de mexicanos indocumentados, así como también en el caso de la construcción de un muro fronterizo (mismo que según Trump será financiado por México) para prevenir la llegada de más ilegales procedentes de nuestro lado de la frontera.
Así las cosas, tendríamos que preguntarnos como es que México ha llegado a este punto, donde la amenaza de alguien como Trump genera que el peso mexicano se devalúe o que propicie que los legisladores de distintos partidos se unan contra los dichos del renombrado magnate. En otras palabras ¿Por qué México y en especial sus políticos temen en sí la llegada de este hombre a la presidencia de EUA?
Para nuestra mala fortuna la respuesta se resume en dos palabras: dependencia económica. Lamentablemente tenemos una enorme dependencia económica del comercio exterior (importaciones y exportaciones), específicamente del comercio exterior con nuestro país vecino del norte. México en el año 2010 tenía prácticamente el 80% de su comercio exterior con los EUA, ahora posiblemente es hasta más, y para hacer la situación aún más desalentadora, no es una relación económica recíproca, donde ambas partes dependan igual la una de la otra, sino que es más bien una relación donde la balanza se inclina del lado estadounidense. Mientras México depende en su relación importación-exportación con los EUA en un 80% aproximadamente, aquel país solo depende de un 30% aproximado de esta relación de comercio.
En ese contexto, si en algún momento EUA desapareciera, la economía de México colapsaría al instante, pero si México desapareciera, la economía estadounidense si bien si podría verse afectada un par de años, los estadounidenses de forma casi inmediata, buscarían alguna forma de compensar la pérdida económica y seguir adelante sin ningún problema.
Donald Trump es sin lugar a dudas una completa amenaza no solo para México sino para muchas otras naciones, sin embargo tenemos que reconocerle una cosa, sus discursos están haciéndonos voltear a una realidad que muchos quisieron nunca ver, una realidad en la que queda exhibida la enorme debilidad del estado méxicano no solo respecto a sus políticas sociales, que no han logrado atacar exitosamente los problemas de la pobreza y la inseguridad, sino también hacia sus políticas económicas, que lejos que de hacer de México una nación soberana y digna, han hecho completamente vulnerable nuestra patria hacia las decisiones que toman los políticos estadounidenses.
Precisamente es la amenaza del daño económico lo que mueve contra Trump a nuestros políticos mexicanos, toda vez que si el magnate llega al poder es muy probable que los negocias que tiene nuestra clase dirigente en EUA se verán arruinados y por lo mismo sufrirán una gran pérdida económica, lo que nos lleva a otra situación lamentable, realmente nuestros políticos en cargo están más preocupados por el bienestar de sus negocios internacionales que por el bienestar de nuestros paisanos en EUA, pues el régimen de Obama ha sido el que más mexicanos ha deportado, claro como eso no afectó intereses económicos, la clase política mexicana se quedó callada.
Fenómenos como el de Donald Trump deben de hacernos reflexionar en el sentido de reorientar nuestras políticas tanto sociales como económicas. Por ejemplo, si la situación en México fuera manejable respecto a la educación, la pobreza y la seguridad, es un hecho que la migración se reduciría drásticamente, por lo mismo los problemas con indocumentados también se reducirían. Y por el lado económico, es bastante obvio que tendríamos que evaluar seriamente la posibilidad de cambiar nuestro modelo económico actual, por uno que en primer lugar incentive al desarrollo óptimo de los mercados internos por encima del comercio exterior, es decir que primero tratemos de producir todo lo que se pueda dentro de México para consumirlo aquí mismo, tal como hacen Alemania y Japón, y en segundo lugar que sea un modelo que diversifique nuestro comercio exterior para así ya no depender de las políticas que ocurran en un país que no es el nuestro, en este aspecto hay que considerar que hay otros compradores y vendedores potenciales en el mundo aparte de los estadounidenses.
México ha sido demasiado tiempo un sirviente económico y político de EUA, ya es tiempo que nos demos cuenta que no se puede seguir así y que debemos volvernos autosuficientes para así garantizar una nación soberana, fuerte y digna de respetar. Es ahora en que debemos pensar en los héroes que nos dieron patria, y preguntarnos qué dirían Allende, Morelos, Guerrero, Victoria, Iturbide, entre otros, si hoy vieran la penosa situación por la que podría pasar México a comienzos del 2017.