Foto: Ismael Díaz/Contramuro

Morelia, Michoacán.- Era un asno el que en sus espaldas llevaba a Jesús de Nazareth en su entrada a Jerusalén, aquellos que lo conocían y sabían de sus milagros le arrojaban palmas de olivo al piso para hacer una alfombra en señal de respeto y júbilo; era el Rey de los Judios el que entonces, iniciaba el camino hacia su muerte y resurrección.

El Domingo de Ramos es una celebración de la grey católica que evoca aquel día cuando Jesús hizo su entrada triunfal a Jerusalén; significa el último domingo de Cuaresma y el inicio de la Semana Santa o Semana Mayor que representa la pasión, muerte y resurrección de Cristo.

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Desde muy temprano se pueden observar mujeres y hombres, la mayoría de mediana y tercera edad que compran palmas y ramos a las afueras de los templos, algunos caminan con niños, otros van solos pero siempre llenos de fe.

Entre los asistentes se cuestiona el hecho de la celebración y si va muriendo, ¿la razón? La misma gente la dice: cada vez los templos están más vacíos, los jóvenes ya no siguen a uno, andan en la calle, ven mucha televisión y los niños aprenden cosas que no deben, están solos.

Un hombre de edad recuerda que en su juventud, los templos estaban repletos y las palmas se compraban, al igual que ahora, a la entrada de las iglesias. Le extraña que el sacerdote que ofició la liturgia no haya pedido que levantaran los ramos para bendecirlos. Y es que esa, es otra de las características del Domingo de Ramos, levantar las manos y “alabar al Señor”.

Para los católicos, la bendición de las palmas significa el llevar a sus hogares la “bendición de Dios”, tradicionalmente colocan la palma en la entrada principal de las casas, con la fe de que con esa señal, no entrarán los malos espíritus, malas vibras o malos pensamientos al espacio donde habita la familia.

Muchos otros, le cortan hojas y hacen pequeñas cruces que colocan en cada puerta de las habitaciones y cuartos de las casas con la misma consigna de no dejar entrar al mal. La tradición se completa una vez que se recuerda la pasión, muerte y resurrección de Cristo, cuando el día sábado se bendice el fuego y el agua y con ello, los católicos bendicen su casa con el cirio y el agua que recientemente presentaron en el templo.

El Domingo de Ramos se celebra una semana antes del Domingo de Resurrección y a decir de los Evangelios, “cuando Jesús entró a Jerusalén, sabía que esa era la semana cumbre de su paso por la tierra y que al término de ella, la voluntad de su Padre se iba a cumplir: morir por la salvación del mundo”.

Ireri Piña es licenciada en Periodismo, reportera de Educación, Turismo, multifuente. Contadora de historias y causas sociales; michoacana, moreliana