Durante dos días, el 3 y 7 de diciembre del presente año, se impulsaron importantes acciones en las cabeceras municipales de Cuitzeo y Santa Ana Maya para la conmemoración del Día Internacional de las Personas con Discapacidad.
Para la realización de estas acciones se diseñaron sendos programas de visibilidad pública para los niños, adolescentes y jóvenes que viven con discapacidad.
En el desarrollo de dichas acciones pudimos observar la importancia de la más amplia participación de los padres de familia, quienes van consolidando un proyecto de creación y desarrollo de conciencia social que les permite romper con los mecanismos de opresión en las que viven las personas con discapacidad y con las que se les ha sometido para el control de sus cuerpos a través de la invisibilidad, el estigma, la discriminación, la violencia y todo aquello que viola sus derechos y libertades.
En el ejercicio de la acción pública, vimos a los servidores públicos de los centros de Atención Múltiple tanto de Cuitzeo como de su extensión, en Santa Ana Maya, trabajar de manera uniforme con los niños y adolescentes para la visibilidad de las personas con discapacidad que viven en estos municipios.
Ambos programas de trabajo se construyeron sobre dos ejes, el primero, visibilidad pública, en tanto que el segundo, reconocimiento al desempeño de los alumnos.
Durante ambos programas se observó una gran disposición de los servidores públicos, docentes y padres de familia, así como de la población en general, pero sobre todo, lo reconozco del gran ánimo, pasión y emoción con que los alumnos de los centros de Atención Múltiple derrocharon energía al presentar sus cuadros de danza regional, exhibición de artes marciales y la declamación y las palabras espontáneas de los alumnos que agradecieron este ejercicio para la cohesión social.
Como sociedad civil, como servidor público, como padre o madre de los niños, niñas y adolescentes, pero también como población en general, nos debe quedar claro que los menores son el interés superior de los menores.
La protección de los derechos humanos de todas las personas, particularmente de las personas con discapacidad, es una tarea constante del Estado mexicano y de sus estructuras operativas, desde luego, de los órganos autónomos de los derechos humanos.
Las personas con discapacidad, estos es, aquellas personas con deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales, ya sea permanente o temporal que, al interactuar con diversas barreras, pueden impedir su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones que los demás, esto es justamente la importancia de fortalecer el trabajo de cohesión social y de comunidad.
Es importante destacar, y desde luego reconocer, que algunas personas tienen más de una forma de discapacidad y que todas las personas, en algún momento de nuestras vidas, podríamos llegar a tener alguna discapacidad debido a lesiones físicas por accidentes, entre ellos los automovilísticos, enfermedades o simplemente el envejecimiento.
En estos días de trabajo con personas con discapacidad, los servidores públicos, los padres y madres de las familia, así como la población en general, me han brindado la oportunidad de compartir sus necesidades, expectativas y sus proyectos de vida, de ellos y de sus hijos. Muchos de ellos rodaron sus lágrimas cuando expresaban que mientras ellos vivieran sus hijos estarían bien, pero, ¿qué pasaría después de esta situación?
Las personas con discapacidad, mexicanas y mexicanos que viven con alguna discapacidad, tienen aún rezagos, pobreza y marginación, siendo un factor común la discriminación motivada por su discapacidad, que les ha limitado durante años su derecho a la inclusión y desarrollo social, violentando con ello sus derechos humanos y su dignidad como persona, como ser humano.
Entiendo la importancia que tiene la visibilidad de quienes viven con discapacidad, pero también entiendo el compromiso de la sociedad para asumir el diseño y el fortalecimiento de una agenda social para las personas con discapacidad, para trabajar con ella, tanto los servidores públicos de los diferentes niveles gubernamentales, como los padres de familia, como la sociedad en general.
En este sentido, en dicha agenda social se debe tomar en consideración a las niñas, niños y adolescentes, así como jóvenes y personas adultas y adultos mayores que viven con discapacidad Las personas que viven con discapacidad demandan diversas acciones para igualar los derechos con quienes no lo viven, entre ellos el acceso a la justicia, pero también mejores condiciones de salud o educación incluyente, así como educación para la paz; demandan acceso a mayores oportunidades de trabajo, apoyos económicos para la vida independiente, el deporte o la asistencia social; demandan accesibilidad en instalaciones públicas o privadas, el transporte y vivienda adaptada; tecnologías de información y soportes de comunicación, todo aquello que se refiere a las TIC.
Esto es, se requiere revisar nuevamente el corpus jurídico con perspectiva de discapacidad a efecto de que ninguna ley pudiera violentar estructuralmente los derechos humanos de las personas con discapacidad.
Las personas con discapacidad, en el marco de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, son ciudadanos con derechos y con deberes también hay que decirlo, lo que representa para el Estado mexicano continuar emprendiendo cambios institucionales y legislativos que les permitan superar sus discapacidades y que en tanto que el gobierno y la sociedad civil organizada y en general la población les reconozcamos en la tolerancia como personas capaces, dignas de respeto a su condición y a la igualdad de oportunidades y en el pleno goce de sus libertades.
Vaya esta reflexión para las niñas, niños y adolescentes con discapacidad que viven en Cuitzeo y en Santa Ana Maya, en especial para aquellos que me robaron mi corazón por su entereza, por su talento, por su amor a la vida y porque me enseñaron que amar la vida no es en color de rosa, que amar la vida es vivirla en toda su extensión disfrutando de ella y no quejándose. Para Fermín, Rubí y Luis, grandes entre los grandes, los amo.