Descubren como puede surgir la anhedonia por estrés
Estudio revela patrones neuronales que distinguen la resistencia a la vulnerabilidad al estrés en ratones. Foto: Internet

Investigación revela cómo el estrés induce a la anhedonia, un reto en la depresión.

Estados Unidos.-Recientes descubrimientos en un estudio publicado en Nature han revelado patrones neuronales que distinguen la resistencia a la vulnerabilidad al estrés en ratones, iluminando el proceso cerebral detrás de la anhedonia, que es la incapacidad para sentir placer y un síntoma fundamental de la depresión.

Estos hallazgos podrían abrir nuevas vías para el tratamiento de la condición en seres humanos, pendiente de confirmación en estudios futuros.

El estudio, dirigido por Mazen Kheirbek, neurocientífico de sistemas en la Universidad de California, San Francisco, expuso a los ratones a situaciones estresantes enfrentándolos con ratones más grandes y agresivos.

Normalmente, los ratones prefieren agua azucarada a agua sin azúcar, pero bajo estrés, algunos optaron por el agua sin azúcar, lo que se interpretó como un signo de anhedonia.

Estrés induce a la anhedonia

En el análisis de la actividad neuronal en la amígdala y el hipocampo, áreas críticas para el procesamiento emocional, se observó una diferencia significativa: los ratones resilientes mantenían una comunicación efectiva entre estas zonas, mientras que en los ratones vulnerables, estas conexiones eran débiles.

‘Esta estimulación leve mejora la firma de resiliencia,’ mencionó Kheirbek, refiriéndose a los experimentos de estimulación neuronal que mejoraron la preferencia de los ratones susceptibles por el agua azucarada.

Conor Liston, neurocientífico de la Universidad de Cornell y no participante en el estudio, señaló que más del 70% de las personas con depresión severa sufren de anhedonia, un síntoma complicado de manejar incluso con medicación.

El estudio también identificó patrones de actividad en la amígdala que podrían actuar como biomarcadores de estrés previo, lo que podría ser más confiable que las evaluaciones conductuales tradicionales.

Aunque los resultados son prometedores, los investigadores admiten que hay mucho por investigar. Kheirbek y su grupo planean investigar más regiones cerebrales, como la corteza prefrontal.

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Por otro lado, la neurocientífica Rose Bagot, de la Universidad McGill, enfatiza la importancia de emplear modelos animales en tareas más complejas para simular mejor el comportamiento humano.