Explorando cómo la Dendrocronología ayuda a entender los fenómenos naturales.
Morelia, Michoacán.- Los árboles no solo benefician al ser humano produciendo oxígeno y regulando la temperatura, también son cruciales para la biodiversidad y la captación de agua. Sin embargo, poseen una capacidad menos conocida: actúan como registros de fenómenos naturales históricos.
A través del estudio de sus anillos de crecimiento, los científicos pueden analizar y prevenir desastres como deslaves, sequías y erupciones volcánicas.
Según el doctor Teodoro Carlón Allende, del Instituto de Geofísica, Unidad Michoacán (IGUM) de la UNAM, la Dendrocronología permite evaluar cómo los fenómenos naturales afectan el entorno y la sociedad.
Los anillos de crecimiento de los árboles ‘proporcionan información’ sobre la duración de sequías, inundaciones y el impacto de deslaves en áreas específicas.
Por ejemplo, el volcán Paricutín asfixió la vegetación cercana con cenizas, un evento registrado en los anillos de los árboles.
Los árboles afectados por grandes lluvias muestran cicatrices en sus anillos, una respuesta natural a los daños físicos, conocidos como ‘ductos de resina traumáticos’.
Estos registros permiten a los investigadores como el doctor Carlón, identificar y datar deslizamientos de tierra, proporcionando datos cruciales para la prevención de futuros deslaves.
Además, el IGUM estudia el impacto de los volcanes del centro de México y otros fenómenos mediante la Dendrovulcanología y la Dendroquímica, colaborando en proyectos como el de la geotermoeléctrica Los Azufres.
Asimismo, la Dendroarqueología permite datar hallazgos como las canoas en el Lago de Pátzcuaro, contribuyendo a la preservación de la cultura local.