¿Sabes de dónde proviene la expresión “ya sacó el cobre”? Si la respuesta es no, aquí te decimos el origen que determina su significado
Morelia, Michoacán. – En más de alguna conversación ordinaria, quizás has escuchado la expresión mexicana “ya sacó el cobre”, o inclusive, tú la has pronunciado en ciertas ocasiones. Pero… ¿sabes de dónde proviene? Si la respuesta es no, aquí te decimos el origen que determina su significado.
En México, hablamos un español enriquecido por refranes, dichos y enunciados populares que a veces no comprendemos por completo, pero de los que tenemos una que otra noción. Así, las charlas cotidianas se vuelven más amenas y memorables.
Es el caso de la frase coloquial “ya sacó el cobre”, sobre la que existen varias versiones asociadas, por supuesto, a los metales preciosos.
La principal refiere que, cuando comenzaron a usarse las monedas de oro, había quienes las falsificaban, entregando piezas de cobre con cubiertas áureas, las cuales al desgastarse revelaban su composición real, ya demasiado tarde. En consecuencia, la gente adoptó la costumbre de morderlas al momento de recibirlas: si eran genuinas, no se dañaban. Esta es la razón por la que ciertos(as) deportistas clavan los dientes en las medallas que ganan en las competencias.
Otra manera de probar su autenticidad era frotando el metal. Gracias a estas prácticas, lograban “sacar el cobre” -o cualquier otro metal empleado con el mismo propósito- de las falsas monedas de oro.
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Es decir, ese descubrimiento se asemeja a la experiencia que vivimos cuando, luego de un lapso de convivir con una persona de la que tuvimos una primera impresión muy favorable, ésta muestra comportamientos, actitudes, hábitos, defectos, entre otras características de su personalidad, que nos resultan inesperadamente desagradables, al punto de intolerables.
Como pasa con el dinero metálico apócrifo, la verdadera forma de ser de la gente puede permanecer oculta durante mucho tiempo, hasta que es puesta a prueba y sale a relucir su lado malo. Aunque conservan algún valor, no lo es tan alto como creíamos. En fin, la hipocresía.