Con cachucha roja y portando una playera blanca, los cerca de mil jóvenes que fueron encuadrados para realizar el Servicio Militar Nacional en la clase 1997, se despidieron de sus obligaciones y culminaron esta etapa.
Formados en tres bloques de por lo menos 300 enlistados cada uno, los seleccionados con la “bola blanca” escucharon el himno nacional, mientras el lábaro patrio se extendía en el patio principal de la 21 Zona Militar.
Una vez concluido el acto, el Teniente Coronel de Infantería, Paulo Francisco Benítez Gómez subrayó el honor que representa adaptarse al medio castrense, a través de las dinámicas que se emprenden durante la capacitación militar que reciben los jóvenes al liberar su cartilla militar.
“Todos y cada uno de nosotros pusimos de nuestra inteligencia, profesionalismo y dedicación para cumplir con los objetivos del programa de adiestramiento al que fueron sometidos y con ello cumplir con la meta nacional para lograr un México en paz y el desarrollo de una sociedad confiable para el progreso de nuestro país”.
El silencio imperó por un momento en el patio de la 21 Zona, mientras los rostros de los “encuadrados” (así llamados por los tenientes de infantería) evidenciaban júbilo tras haber terminado el servicio comunitario de alfabetización, reforestación y otras actividades físicas.
Por un lapso aproximado de 10 minutos, los jóvenes rompieron filas. En tanto los coroneles a cargo de su entrenamiento atendían a la prensa y algunos otros únicamente esperaban la orden para liberar sus respectivas cartillas.
Justo en ese momento, Fabricio Hernández platicó como al haber sido seleccionado perdió su cabello largo, pero también el “miedo” que sentía por formar parte del Servicio Militar Nacional, luego de que algunos allegados le comentaran “lo peor” al respecto.
“La verdad no fue la mejor noticia y más porque tenemos que dedicarle nuestro sábado por nueve meses, pero también no es como lo cuentan porque aprendes y creo que te responsabilizas en muchas cosas”.
Ante cuestionamientos Fabricio dijo sentirse orgulloso de encontrarse entre los mil jóvenes que liberaron su cartilla militar bajo este adiestramiento castrense, sin embargo, también reconoció que no estaría en sus planes enlistarse en el ejército, pues buscará ser ingeniero civil en un futuro.
Omar Cortés Torres coincidió en que “no es el sueño de un joven” formar parte del Servicio Militar Nacional, pero también reconoció que “de todo se aprende un poco y a todo se le puede sacar algo”.
“Lamentablemente sí me tuve que cortar el cabello”, comentó al referir que fue una de las cuestiones que mayor desagrado le causó al momento de ser encuadrado de manera temporal por el Ejército Mexicano.
De esta forma, 248 encuadrados, 6 mil 126 jóvenes a disponibilidad y seis mujeres voluntarias más, acudieron esta mañana a la 21 Zona Militar para liberar sus respectivas cartillas y culminar así con este proceso marcado como una obligación constitucional.