Foto: Internet/trabajadores.cu

El Gobierno cubano intensificó hoy su demanda para que EE.UU. ponga fin al “bloqueo”, una política “anacrónica y obsoleta” en el nuevo contexto de relaciones entre los dos países y que ha ocasionado a la isla daños acumulados de más de 750.000 millones de dólares desde su implementación en 1962.

“El bloqueo persiste, daña al pueblo cubano. No hay familia cubana que no sufra sus efectos. Carencias, dificultades, privación. Eso es parte de la vida cotidiana de los cubanos”, afirmó hoy el canciller cubano, Bruno Rodríguez, en la presentación del informe “Cuba Vs Bloqueo”.

Este documento es la base de la resolución que la isla somete cada año a votación en la Asamblea General de la ONU desde 1992.

Según el informe, desde abril de 2015 hasta marzo 2016, cuando se produjo la visita a Cuba del presidente estadounidense Barack Obama, los daños de esa política “inmoral e inhumana” sumaron 4.680 millones de dólares, a precios corrientes.

Las casi seis décadas de embargo económico a Cuba y sus efectos extraterritoriales implican para la isla unas pérdidas acumuladas de 753.688 millones de dólares, según el valor del oro, cifra que representa a precios corrientes 125.873 millones de dólares.

El próximo 26 de octubre será cuando se someta a votación la resolución de Cuba por el fin del embargo, que el año pasado contó con el apoyo de 121 países, con los votos en contra sólo de EE.UU. e Israel.

“Nadie ignora ni pretende esconder nuestros problemas, nuestras limitaciones, nuestros errores, que son de nuestra responsabilidad. Pero no debería subestimarse que el efecto del bloqueo es la causa principal de los problemas de nuestra economía y el obstáculo principal para nuestro desarrollo”, sostuvo.

El canciller también reconoció que las medidas ejecutivas aprobadas desde el 17 de diciembre de 2014 por el presidente Barack Obama para suavizar el impacto del embargo “van en la dirección correcta”, pero consideró que muchas “no podrán funcionar mientras el bloqueo siga vigente”.

“Mientras se aplique la prohibición del comercio, es decir, que Cuba no pueda ni exportar ni importar de EE.UU., ni se permita a empresas de ese país invertir en Cuba, esas medidas no son viables”, explicó.

Rodríguez denunció que la medida aprobada por Obama en vísperas de su visita, que permitía a Cuba la utilización del dólar en sus transacciones financieras internacionales, “no se ha materializado”, ya que el Gobierno de la isla no ha podido realizar en estos meses “ni pagos ni depósitos en efectivo en dólares”.

“Es muy pesado el efecto intimidatorio de los 14.000 millones aplicados como multas, récord mundial del periodo de la presidencia del presidente Obama, fundamentalmente contra bancos europeos y asiáticos. En los bancos nadie olvida el pasado y se requiere mucha seguridad jurídica”, insistió en canciller.

Rodríguez admitió que en los 21 meses transcurridos desde el restablecimiento de las relaciones se han producido “avances significativos”, aunque muchos de ellos, como los acuerdos alcanzados en materia de telecomunicaciones entre los dos países, tienen “propósitos políticos para cambiar Cuba”.

“Es una pena que se politicen esas medidas en un ámbito que reclama el libre flujo de información, la capacidad de las personas de acceder al conocimiento y aportar conocimiento a las redes”, dijo.

El canciller también señaló que el otro ámbito que se ha beneficiado de las medidas ejecutivas de la administración Obama es el incipiente sector privado de la isla, al que “quieren empoderar para promover cambios dentro de Cuba, algo que solo es asunto de los cubanos”.

“Las medidas ejecutivas van en la dirección correcta, pero son también limitadas en su alcance y profundidad”, subrayó Rodríguez, quien insistió en que la vigencia del embargo, cuyo fin depende del Congreso estadounidense, es el principal escollo para la normalización de las relaciones.

Según el canciller, si Estados Unidos tiene realmente una “democracia funcional”, el Congreso no puede actuar de espaldas a los estadounidenses, que apoyan mayoritariamente el fin del embargo y la normalización de las relaciones con la isla.

“El bloqueo tienen los días contados”, señaló Rodríguez, aunque consideró que el Gobierno de Barack Obama “podría actuar de manera más decidida y directa” para aliviar el impacto de esa política antes del fin de su mandato, a principios del próximo año.


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