Pablo Lyle, sumido en una profunda crisis emocional en prisión, enfrenta la distancia de sus seres queridos.
Cumpliendo su condena en prisión desde diciembre de 2022, Pablo Lyle enfrenta un periodo de 5 años y 8 años en libertad vigilada por el fallecimiento involuntario de Juan Ricardo Hernández en un incidente vial en 2019; enfrenta una crisis emocional.
Después de más de un año en reclusión, un allegado a Pablo compartió con una revista de México que el actor de 37 años está sumamente afectado por la escasa interacción con Arantza y Mauro, sus hijos. Ana Araujo, su expareja, no ha podido llevar a los niños a Miami con la frecuencia que Pablo desea.
“Está entrando en crisis. Me dicen su hermano y sus papás que cuando hablan con él no para de llorar. Extraña mucho estar con ellos y lo que más le preocupa es saber de sus hijos”, reveló la fuente cercana a los Lyle.
La posibilidad de que los hijos visiten a su padre durante el verano es una luz de esperanza, mientras su defensa legal busca la libertad condicional para mejorar las condiciones de su condena.
El protagonista de telenovelas intenta distraerse con deportes y talleres, pero el peso de sus emociones es abrumador.
“Hace deporte y está en talleres. Pero le gana el sentimentalismo. Su mamá está muy preocupada porque siente que su hijo está cayendo en una depresión fuerte. No sabe cómo ayudarlo. Su hermano Jorge es quien está más al pendiente y el que viaja a verlo más seguido. También él compartió que le preocupa la salud mental de su hermano, porque no lo ve nada bien”, confesó la fuente.
El conflicto que involucró a Pablo Lyle ocurrió en marzo de 2019, cuando tras un altercado de tráfico, golpeó a Hernández. Aunque inicialmente viajó a México, las evidencias captadas por cámaras de seguridad le obligaron a regresar a EE. UU. para enfrentar el proceso legal.
Después de 3 años en arresto domiciliario, retrasado por la pandemia de COVID-19 entre otros factores, Lyle fue declarado culpable y sentenciado en octubre y diciembre de 2022, respectivamente.