El fútbol mexicano busca su identidad en un mundo globalizado, promoviendo el orgullo y consumo local
En algunos años de andanzas en el fútbol de México, me ha tocado ver un sinfín de cosas, dignas de ser narradas a manera de leyendas o fábulas por nuestros historiadores, tribunas muy pintorescas, sabores muy regionales, personajes ilustres, playeras que generan pasión, y otras que pasan rápidamente al olvido; periodistas y narradores de época, grandes jugadores, pero sobre todo, me ha tocado ver en muchos estadios, una gran cantidad de niños, que cada fin de semana acuden a los estadios, a dar su apoyo total e incondicional a su equipo.
Con el pasar de los años, y en mundo global, cada vez es más frecuente que nuestra juventud, tenga acceso a toda clase de información de primera mano; redes sociales, internet, televisión por satélite, consolas en red.
El fútbol no podía estar exento de esta tecnología, a través de los mencionados medios, acceden con gran facilidad a cualquier liga del mundo, desde sus consolas maravillosas, juegan partidos impensables, con cualquier jugador nuevo, o histórico, cosas extrañas, como que Maradona juegue con River, o Cabinho con el América.
A través de las redes sociales, los jóvenes conocen todo sobre los equipos del mundo, sus jugadores, sus aficiones, marcas, contratos millonarios, y hasta cuestiones personales; los nombres de Messi, Ronaldo, Iniesta o Rooney, están impresos en sus camisetas, y son completamente familiares para ellos, son totalmente fanáticos al respecto.
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Todo eso estaría bien, si nuestros jóvenes fueran alemanes, o ingleses, o fueran al parque de los príncipes a ver al Paris St. Germain, pero no es así, soy claro de las diferencias que existen entre algunas ligas del Mundo y la Mexicana.
No se puede tapar el sol con un dedo, pero también creo que tenemos una liga competitiva, aunque algunos la consideran mediocre. Sin embargo, cada seis meses, la gran mayoría de los aficionados tenemos la esperanza de que nuestro equipo salga campeón. Esperamos que se construyan estadios de calidad y que los patrocinadores sean envidiados por cualquier liga del mundo.
Además, valoramos que los niños puedan asistir a las tribunas y que el fútbol siga siendo accesible. Estos son solo algunos de los comentarios favorables que podríamos formular sobre nuestra liga. A pesar de las críticas, creo que es momento de enfocarnos en lo positivo.
Es hora de consumir lo local, de hacer crecer nuestro producto y de sentir orgullo por nuestra camiseta. Sé que hay muchas cosas que mejorar, pero es momento de ver las buenas. Solo así, nuestro fútbol podrá desarrollar la identidad necesaria para dar el siguiente paso y, por fin, ser grande.
O a quien no le gusta ver una tribuna llena de niños, con un diablo que come chorizo, una mariposa que quiere ser monarca, un par de felinos universitarios, y otro que parece ser el nuevo rico del barrio, un zorro margarita, una cabra campeonísima, y un águila que cree que la odian, difícilmente se encuentra tanto color en cualquier parte del mundo, sintamos orgullo por nuestra liga, y seamos locales. Amén