La comunidad de Veracruz se moviliza en la conservación de manglares para proteger este ecosistema vital.
La destrucción de manglares es un problema global considerable, que contribuye alrededor del 10% a las emisiones anuales de carbono. En México, los manglares representan el 6% del total mundial, ubicando al país en la cuarta posición global en términos de extensión de estos ecosistemas esenciales.
La Fundación Pedro y Elena Hernández compartió cómo la comunidad en Veracruz está respondiendo a la deforestación para la protección y conservación de los manglares.
El 26 de julio se conmemora el Día Internacional para la Defensa del Ecosistema Manglar, un día clave para destacar la importancia de estos humedales y los esfuerzos necesarios para su preservación.
Los ejidatarios de Veracruz, en colaboración con la Fundación, han lanzado una iniciativa para mitigar la degradación de los manglares en la Laguna de Tamiahua, en la Huasteca Veracruzana.
Esta organización actualmente protege 464 mil 25 hectáreas de manglares a través de un programa de Pago por Servicios Ambientales (PSA) con la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR).
Laguna de Tamiahua
Además, se ha promovido la plantación de más de 2 mil nuevos árboles de mangle. La relevancia de la Laguna de Tamiahua se subraya por su proximidad al Sitio Ramsar, un área clave de protección que incluye los arrecifes de Lobos–Tuxpan.
Este ecosistema acoge las cuatro especies de manglares presentes en México: mangle rojo, mangle blanco, mangle negro y mangle botoncillo, todas en peligro.
En el Ejido Colonia La Reforma, donde se aplica el programa PSA, se han realizado talleres educativos para los ejidatarios.
Estos talleres tratan sobre la importancia de los servicios ambientales y la conexión entre el cambio climático y el carbono azul, con el objetivo de mejorar el entendimiento y la administración sostenible de los recursos naturales.
La Conservación de los Manglares
Otras medidas recientes para la protección de los manglares incluyen la colocación de carteles informativos y la creación de una brigada forestal equipada para prevenir y combatir incendios.
Esta brigada también se encarga de mantener un cerco periférico que impide el acceso de ganado, evitando así la degradación del ecosistema por prácticas ganaderas tradicionales.
Según la Fundación, el “uso de drones fue fundamental” para el monitoreo de las áreas protegidas. La visión aérea facilita la detección temprana de incendios, tala ilegal y otros incidentes, asegurando que la cobertura vegetal se mantenga en condiciones óptimas.
Desde 2012, la Fundación Pedro y Elena Hernández ha desarrollado modelos de gestión territorial en la región norte de Veracruz, incluyendo áreas como la Sierra de Otontepec, la cuenca del río Tancochín y el Corredor Costero de Tamiahua.
Estos esfuerzos han resultado en la conservación de 6 mil 500 hectáreas de ecosistemas, con un enfoque en la restauración de mil 250 hectáreas de manglares y la planificación territorial para el desarrollo comunitario.
La colaboración entre comunidades y organizaciones ha demostrado ser clave para generar un impacto positivo en la conservación de los ecosistemas.