El Presidente volvió a referirse con desdén de las instituciones autónomas. No le gustan los contrapesos. Siente que estorban su poder personal y que fueron creadas “para la simulación”.
Ha hablado mal del Inai; del INE, de la CRE, de la CNDH. Ahora le tocó al Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Primero corrió al director Gonzalo Hernández Licona. No pareció importarle mucho el prestigio, la trayectoria y el reconocimiento a su trabajo.
Basta que sea herencia del “neoliberalismo” para dar luz verde a su salida.
Pero en la mañanera de ayer fue más lejos. No descarta desaparecer el Coneval.
“La verdad abusaron con la creación de todos estos organismos, crearon aparatos burocráticos onerosos sin beneficio, llenaron de oficinas, de instituciones supuestamente autónomas, independientes. Se puso de moda.
“Y existen instituciones. Si se tiene el Inegi ¿por qué no hace esa función? Imagínense, más de 200 trabajadores y los de arriba bien servidos. Sueldos de 200, hasta 300 mil pesos mensuales. ¿Por qué se optó por eso? Para simular”, dijo.
El primero que se desmarcó de las palabras del Presidente fue Gerardo Esquivel, otrora asesor económico en la campaña de AMLO, hoy subgobernador del Banco de México.
“El Coneval es mucho más que la simple medición de la pobreza. Evalúa el diseño, operación, impacto de la política social. Su independencia y objetividad es crucial”, escribió en Twitter.
Y más: “El Inegi no debe hacerse cargo por sí solo de la medición de la pobreza. Puede recopilar y procesar la información, pero los criterios metodológicos deben ser validados por otra instancia”.
Jaime Bonilla empieza a dar señales de desesperación por cuestionamientos que se le hacen, incluso dentro de Morena, de haber maniobrado para gobernar Baja California cinco años en lugar de dos.
El gobernador electo, postulado por ese partido, habría “comprado” tres años más de gobierno a diputados sin escrúpulos del PAN, PRI y MC.
“Vox populi” dice que el “pago de marcha” a los diputados que vendieron su conciencia habría sido de 100 mil dólares, y no un millón como declaró el priista Benjamín Gómez Macías, presidente del Congreso local.
Eso explicaría la aprobación de los cinco años en una legislatura de mayoría panista.
Fuentes locales aseguran que la iniciativa fue presentada por el diputado de Morena, Víctor Manuel Morán, cuya esposa está anunciada como directora del DIF.
El que habría operado todo es Guillermo Ruiz, alias El Titi, futuro fiscal de BC, quien ha sido prestanombres del exgobernador priista, Xicoténcatl Leyva.
“Es un abogado que todo lo arregla a billetazos y esto se parece demasiado a esas formas de operar”, puntualizan otras fuentes.
La maniobra atrajo severas críticas a Bonilla de figuras destacadas de Morena, partido que lo postuló al gobierno del Estado.
Porfirio Muñoz Ledo es uno. El diputado, convertido en la conciencia de ese partido, habló de la desaparición de Poderes en BC, ante el atropello a la democracia.
La expanista Tatiana Clouthier calificó de “aberrante” que los diputados locales insistan ampliar a cinco años el gobierno de Bonilla, después de la tormenta que se les vino encima. Empujó en la Permanente el punto de acuerdo que exhorta a dar marcha atrás en la reforma.
Bonilla dijo de Porfirio que “calladito se ve más bonito”. A Tatiana la trató de “panista metida al proyecto de Morena”.
La versión de la renuncia de Mario Delgado a la coordinación de la bancada de Morena en San Lázaro para irse a buscar la presidencia del partido resultó fake news.
Ya hasta relevo le habían encontrado: Horacio Duarte, subsecretario del Trabajo, quien es diputado con licencia.
El buscapiés se soltó a raíz de una reunión que sostuvo Delgado con su bancada en un Hotel de Viaducto. Pero no era para anunciarles que se iba, sino para discutir la ruta de unidad rumbo a la renovación de Morena.