En 1799 iniciaron los estudios de Derecho en el Estado de Michoacán, hace ya 217 años. Hoy la facultad de Derecho y Ciencias Sociales es noble heredera de una gran tradición jurídica iniciada hace más de dos siglos. La historia refiere que antes de 1580, en el Colegio de San Nicolás en Pátzcuaro con la interpretación de los cánones se dieron inicio a los estudios de Derecho, pero se toma como inició el año de 1799 cuando en la Escuela de Jurisprudencia se comienza la impartición de las ramas de Derecho Canónico y Derecho Civil.
En la Facultad de Derecho se tiene como benefactora a Doña Francisca Xaviera Villegas Villanueva, quien realizó una significativa donación al Colegio de San Nicolás el 25 de febrero de 1790, en agradecimiento por la educación que ahí recibieron sus hermanos y con la finalidad de que se establecieran las cátedras de Derecho Canónico y Civil de forma definitiva. Dicho gesto se le reconoce con una placa de bronce que inmortaliza su obra generosa y que se encuentra colocado en el patio principal de la insigne institución educativa, pero más que con eso, con la formación de miles de hombres y mujeres de bien.
Estos esfuerzos educativos iniciados en esas fechas, forman ya, parte de una larga tradición jurídica para consolidar un Estado libre y democrático. Muchos liberales egresados del Colegio de San Nicolás e influenciados por las cátedras de derecho han dado forma a este sistema jurídico. Ignacio López Rayón, nacido en Tlapujahua con sus Elementos Constitucionales y José María Morelos y Pavón con sus Sentimientos de la Nación, son ejemplos innegables de la tradición jurídica del Estado, formalmente iniciada en 1799.
En verdad es un honor cruzar los pasillos de la actual Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, fiel legataria de esta tradición de más de dos siglos, primero como estudiante, ahora como profesor de la materia de Derecho Civil.
Con motivo del acto de aniversario vienen muchas cosas a mi mente, recuerdo, por ejemplo, en mis primeros años de profesor interino, la llamada telefónica de la Directora Licenciada Eva López Ramos, para compartir conmigo la necesidad de que todos participáramos para lograr la acreditación. Puntualidad en la catedra, conocimientos actualizados, nunca abandonar el salón de clases, eran sus principales recomendaciones “está de por medio el prestigio de la Facultad” aseveraba. Por supuesto, cuánta razón tenía, había que mantener el nivel y cuidar la importante herencia intelectual y jurídica de muchos hombres y mujeres en más de dos siglos de trabajo.
Sí, es un orgullo pertenecer a esta insigne institución. Como no estar orgulloso con este legado histórico y jurídico. Es motivo de gran satisfacción convivir con insignes juristas como el Licenciado Mauro Hernández Pacheco a quien recuerdo con su consejo sabio, a Jesús García Bucio, mi maestro y colega, a la Licenciada Guadalupe Morales Ledesma, maestra de muchas generaciones, innegablemente una dama distinguida. Como no recordar a Alejandro González Gómez, el humanismo de Humberto Encinas Gasca, los conocimientos profundos de Fernando Arreola Vega o la invaluable amistad de Jorge Orozco Flores, muchos amigos, grandes abogados, académicos.
Compañeros de lucha, de libaciones entre poemas, tinto y trova como Teodoro Barajas. Los libros apilados en inglés, francés, alemán, italiano y otros idiomas de Emmanuel Roa Ortiz, todos leídos o iniciados.
Tantos que escapan a mi recuerdo y que es necesario evocar como un tributo a su entrega académica, a su labor docente con la que dan realce a los estudios de derecho en este siglo.
Los retos para la Facultad Nicolaita son enormes: mantener la certificación, el intercambio y movilidad de los estudiantes, la vinculación con el sector productivo y empresarial donde operaran los futuros abogados.
Este jueves 27 de abril se hará un recuento de los logros y los retos en el acta de aniversario. La diosa de la justicia Themis, será testigo de discursos elocuentes, logros y abrazos políticos del presente y futuristas.
La cita está agendada. Vale la pena asistir para recordar que nuestra Facultad no es patrimonio de ningún partido político y tampoco de ningún gobierno. Sí, nutre a todos los poderes del Estado, a todos los partidos políticos, a la Suprema Corte de Justicia, pero debe permanecer intocada. Debe ser forjadora de los juristas del futuro y todos debemos procurar su autonomía verdadera, porque no basta que se tenga por mandato, es necesario el compromiso de todos para respetarla.
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