Exploramos como el alcalde de Morelia buscará gestionar ante el congreso una nueva deuda sacar del ahogo al municipio; y cómo la actual rectora relega y censura las voces críticas dentro de la universidad
Negros nubarrones
La sombra de un endeudamiento millonario comienza a cernirse sobre Morelia. Alfonso Martínez Alcázar, presidente municipal, ha sido señalado por diputados de Morena y del Partido Verde por acercarse en lo corto a cabildear una propuesta que, aunque no se ha formalizado, se comenta podría alcanzar los 700 millones de pesos para 2025.
¿La razón? Al parecer, el alcalde estaría intentando cuadrar los números de una administración que, según sus críticos, ha hecho obra con déficit y ha acumulado deudas al borde del ahogo.
¿Qué tan viable es una nueva deuda en un Ayuntamiento que arrastra estas condiciones? El terreno político no está a su favor. En un Congreso dominado por la 4T, los acercamientos de Martínez Alcázar podrían interpretarse como una movida desesperada, con un doble objetivo: medir el agua a los tamales y, quizás, pactar concesiones que le permitan abrir paso a su propuesta.
Pero los diputados ya tienen un discurso armado. La deuda sería, dicen, el resultado de un manejo financiero desordenado y sin transparencia, un arma perfecta para reventar cualquier intención de negociación.
Si el alcalde no logra justificar cada peso y demostrar un beneficio tangible para la ciudadanía, podría estar cavando su propia tumba política.
Martínez Alcázar, sin embargo, no es ajeno a los cabildeos. Su trayectoria muestra a un político que sabe mover las piezas en lo oscurito, pero la pregunta es si esta vez los números y las circunstancias le darán margen.
En un contexto donde los ciudadanos exigen claridad y resultados, no basta con sumar aliados en el Congreso; necesitará convencer con hechos.
Si pretende jugar con un monto tan alto, deberá recordar que las decisiones que se toman en el Cabildo no sólo pasan factura en el presupuesto, sino también en las urnas. ¿Será capaz de apostar todo al borde del precipicio?
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¿Quién dijo autonomía?
Para ratificar la autonomía universitaria luego que el Congreso local aprobó las reformas promovidas por el Ejecutivo sobre la Universidad Michoacán, desde Rectoría fue organizada una comida de agradecimiento al mandatario.
El convite realizado el lunes en la sala “Silvia Figueroa” ubicada en el edificio de Rectoría, fue con comida de tres tiempos acompañada de diversas bebidas, en donde no hubo voces disonantes que incomodaran, ya que los consejeros universitarios “incómodos” no fueron invitados a asistir.
Entre los vetados a departir con la rectora y sus afines en la comilona de alabanza, estuvieron la directora y los profesores del Instituto de Investigaciones Económicas y Empresariales que son parte del Consejo Universitario y que han levantado la voz en distintas ocasiones para denunciar las irregularidades y arbitrariedades del rectorado en turno. ¿Donde está la democracia?