Con las alas rotas
A un puñadito de días de la jornada electoral, fueron citados a Palacio Nacional por su mero líder moral, figurines guindas de primer orden, incluidos gobernadores. La intención fue hacer un corte de caja para saber si a la Cuarta Transformación le alcanzará o no para construir su segundo piso.
Para despejar las preocupaciones generadas el pasado domingo con la marea rosa, todos llevaron cuentas alegres, incluyendo el caso de Michoacán.
En la proyección guinda es que en Michoacán habrá triunfo en 18 de los 24 distritos electorales locales, con lo que consideran asegurarán mayoría en el Congreso del Estado con la suma de las diputaciones de representación electoral.
Esas noticias no son buenas para todos los guindas, y cuando menos en tres casos, el propio movimiento no ve posibilidad alguna para el triunfo tres candidatas que creyeron que la marca les iba a alcanzar.
¿A quienes su propio partido no les ve futuro el dos de junio?, una de ellas, la alcaldesa con licencia de Lázaro Cárdenas, Itze Camacho Zapiain, quien compite por la diputación local del puerto.
Las otras dos contendientes que tienen las alas rotas compiten en la capital del estado: Giulianna Bugarini Torres por el Distrito de Morelia Noreste, y la otra, Nalleli Pedraza Huerta por Morelia Sureste.
Habrá que esperar unos días más para que las tuberías del partido en el poder michoacano, filtren más agua sobre el resto de nombres a los que no les ven posibilidades algunas de triunfo.
Por lo pronto las cuentas de guindas de Michoacán reportadas en Palacio Nacional son tan halagüeñas para los oídos presidenciales, que servirían no sólo para la construcción de un segundo piso, sino de al menos de cuatro niveles más.
Ya el dos de junio, se conocerá cuánto hubo de realidad y cuánto de ficción en lo informado al mandatario nacional.
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El desaire
La rectora de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Yarabi Ávila González, quedó desairada en un reciente evento en el que tenía como invitado principal al gobernador michoacano.
A las diez de la mañana que arrancaban los trabajos la rectora se percató que la habían dejado plantada, y que como premio de consolación tendría que esperar una hora para iniciar su evento y conformarse con la secretaria de Educación del Estado, Gabriela Molina.
Cuentan los que la vieron que la rectora estaba que echaba chispas.