Para cumplir sus múltiples compromisos de campaña, AMLO requiere dinero, mucho dinero. Necesita por lo menos 500 mil millones de pesos adicionales, según sus propios cálculos.
El presidente electo está convencido de que los recursos saldrán del combate a la corrupción y la eliminación de los gastos suntuarios del gobierno:
Pensiones de los expresidentes, flota aérea del gobierno, desaparición del Estado Mayor Presidencial, salarios de la alta burocracia, recorte de 70 por ciento de los empleados de confianza…
Va a cumplir sus compromisos, dice, sin endeudarse y sin subir impuestos. “No les voy a fallar”, repite.
Suena bien, muy bien. El paraíso.
La bronca es que él mismo se pone piedras en el camino.
Su equipo de transición salió ayer con la ocurrencia del día: se evalúa quitar el IEPS a las gasolinas.
Lo dijo la senadora de Morena y próxima secretaria de Energía, Rocío Nahle. Ella dio la cifra de lo que costaría aplicar semejante medida: 250 mil millones de pesos anuales.
En la Secretaría de Hacienda nos dicen que hasta el mes de septiembre se habían recaudado 128.6 mil millones de pesos por este concepto.
Sería un golpe terrible a los ingresos del gobierno cuyo margen ya es, de por sí, reducido.
En el caso específico de las gasolinas, el IEPS a las gasolinas sirve como mecanismo para suavizar los precios ante el tipo de cambio y el precio del petróleo.
Ese impuesto es de seis por ciento. Baja cuando se incrementan los precios de las gasolinas o sube el crudo. “Es un amortiguador”, sintetizan.
El presidente electo ha reiterado también que en la frontera norte el IEPS bajará 20 por ciento y el IVA a ocho por ciento.
La medida costaría al gobierno otros 110 mil millones de pesos, según el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).
Peor: Si la decisión del NAIM no es Texcoco, habrá que pagar 100 mil millones de pesos más lo que se acumule por demandas de las 307 empresas participantes, dijo ayer Gerardo Ruiz Esparza, titular de la SCT, en su comparecencia en el Senado.
Y eso, sin contar el impacto que tendría en futuras inversiones.
En el PAN ya anunciaron que no irán a votar en la consulta sobre el nuevo aeropuerto.
“No vamos a ser parte de una payasada. Mejor que produzcan un programa: bailando por una ocurrencia…”, dijo ayer Marcelo Torres Cofiño, presidente del CEN azul, en rueda de prensa celebrada en la sede nacional del partido.
Acompañado por los coordinadores parlamentarios en ambas cámaras, el senador Damián Zepeda y el diputado Juan Carlos Romero Hicks, el jefe nacional alegó que la consulta no cumple con los requisitos que marca el artículo 35 de la Constitución que, entre otras cosas, ordena que la organice el INE.
Al reflexionar sobre lo que ocurre, recordamos palabras del priista Manlio Fabio Beltrones, semanas después del triunfo de AMLO. Se declaraba preocupado por la prisa que día con día mostraba el presidente electo y decía: “El que corre, tiene más riesgos de tropezarse”.
- Lo que Ricardo Monreal teje en el Senado, Martí Batres lo desteje. Un ejemplo de las diferencias entre morenazos es la agenda legislativa de la Cámara alta.
El zacatecano, presidente de la Jucopo, ya había convenido con los coordinadores de los otros grupos parlamentarios cruzar agendas para consensuar una única.
Sus equipos se pusieron a trabajar. Iban bien.
La bronca es que dos semanas después del festejado acuerdo plural, el radical presidente de la Mesa Directiva de la Cámara alta, Martí Batres, salió a dar una rueda de prensa en la que daba a conocer los diez puntos prioritarios de “la agenda del Senado”.
El presidente de la Mesa Directiva se había “blindado” de las posibles reacciones con un “respetuoso oficio” a la Jucopo en el que anunciaba lo que iba a hacer.
Pero aun así brincaron los senadores de las bancadas opositoras. La agenda de Martí incluía, por ejemplo, la derogación de la Reforma Educativa, algo en lo que no están de acuerdo.
“¿Qué hace el presidente del Senado?”, preguntaron a Monreal. El jefe de la bancada de Morena entendió el reclamo. Les pidió tiempo para conciliar. Accedieron.
Los equipos se volvieron a sentar. Elaboraron una agenda de 15 puntos.
Están por presentarla.
- El líder de la CNOP, Arturo Zamora Jiménez, será secretario general del CEN del PRI.
Es el único aspirante que registró su candidatura al cargo, al cierre de la mesa de inscripción —a las 19 horas— de la Comisión Permanente del tricolor.
El político jalisciense dijo que quiere regresar el partido a la militancia y abrirlo a la sociedad.
Es partidario de que la dirigencia y los candidatos se elijan en procesos abiertos “que no nos dividan y sí nos fortalezcan”.
—¿Quién lo suplirá en la CNOP?, le preguntamos.
—Aún no lo sé. Ayer pregunté y me dijeron que no había decisión en ese tema, repuso.
- La bancada de Morena en San Lázaro volvió a crecer. Se sumó el diputado panista de Coahuila, Luis Fernando Salazar. Alega que no ha tenido espacios para trabajar.
El PAN “se encuentra sumido en una confusión que no permite avanzar y, peor aún, no permite actuar a quienes con esfuerzo obtuvimos la confianza y el respaldo de los ciudadanos”, escribió en su carta de renuncia.
El hombre era diputado federal y subcoordinador de Enlace Gubernamental. Ocupa la secretaría de la Comisión de Defensa. Fue diputado local, senador, delegado de Sedesol en su estado, consejero nacional del PAN y precandidato a la gubernatura de su estado.
Apenas hizo pública su renuncia, se reunió con Andrés Manuel López Obrador.