Tesla enfrenta un incremento en sus emisiones de CO2 durante 2023, un desafío para la sostenibilidad
La movilidad eléctrica se considera clave para reducir el efecto del transporte en el planeta. No obstante, los fabricantes de autos eléctricos como Tesla también generan emisiones significativas de gases de efecto invernadero.
Según su último informe de impacto, Tesla reveló que en 2023 sus operaciones resultaron en más de 50 millones de toneladas métricas de CO2, marcando un incremento del 20 por ciento respecto al año anterior, cuando emitieron 42 millones de toneladas.
El informe destaca que la cadena de suministro es la mayor fuente de emisiones de la empresa, representando el 80% de su huella de carbono. The Verge indica que es común que las cadenas de suministro sean las mayores contaminantes en las corporaciones. Los activistas ambientales han instado a los reguladores a implementar regulaciones más severas para mitigar este impacto.
Tesla ha detallado las estrategias para alinearse con las nuevas regulaciones de la Comisión de Bolsa y Valores, enfocadas en la transparencia de emisiones indirectas y de las cadenas de suministro.
Plan de Tesla para disminuir emisiones de CO2
Mediante un plan que abarca 20 áreas clave, Tesla admite la necesidad de modificar sus prácticas empresariales para reducir las emisiones. Además, presenta los desafíos que enfrenta para lograr sus metas de sostenibilidad, en medio de condiciones climáticas adversas como sequías e incendios.
A pesar de admitir un aumento en su huella de carbono, Tesla sostiene que la prevención de emisiones gracias a sus productos no se refleja en las métricas de ‘impacto’ ambiental. Alegan que sus clientes evitaron la liberación de más de 20 millones de toneladas métricas de CO2 en 2023, lo que sugiere que su impacto es menor en comparación con fabricantes de autos convencionales. A modo de comparación, Ford emitió más de 386 millones de toneladas métricas de CO2.
Tesla defiende que los métodos actuales para calcular las emisiones no están adaptados para empresas que producen alternativas a los combustibles fósiles. Aunque esta perspectiva es válida, sigue siendo crucial conocer las operaciones de la empresa para que tanto ella como los organismos reguladores asuman responsabilidad en la consecución de metas sostenibles.