Antes de entrar en materia, saludamos la civilidad política y el respeto mutuo que se han mostrado Andrés Manuel López Obrador y Enrique Peña en lo que va de la transición.
El país necesita de diálogo y no de posturas mezquinas, como la asumida por Damián Zepeda, jefe nacional del PAN. Sin justificación alguna, no asistió a la entrega de la Constancia de Presidente Electo al tabasqueño.
¿Está enfermo? ¿Incapacitado? Hasta donde sabemos, no.
¿Ardido? Eso puede que sí.
Ojalá esa actitud de cerrazón no sea la constante del PAN en la era López Obrador. A nadie le conviene.
El diálogo ayuda a avanzar en los acuerdos. Se iniciará el procedimiento para que el Congreso apruebe la iniciativa para crear una supersecretaría de Seguridad. Se votarán en las cámaras, antes del primero de diciembre, los fiscales General, Anticorrupción y Electoral. Habrá reunión de gabinetes, saliente y entrante, el 20 de agosto.
- Ahora sí. Héctor Larios le da nueve años más de vida al PAN “si no hay golpe de timón”. Hay que “atravesarse” a la continuidad.
El compadrazgo, las complicidades, las ambiciones personales tienen al partido que fundó Manuel Gómez Morin en una crisis que podría ser terminal.
¿Qué hacer?
“Lo más importante, en lo inmediato, es que se corte la continuidad. Si seguimos por este rumbo, vamos al deterioro. No podremos levantarnos”, advierte uno de los diez aspirantes a dirigir el conservador Partido Acción Nacional.
Y es que, dice, la dirigencia nacional, cuyo jefe real es Ricardo Anaya, canceló la lucha democrática en el azul.
Los candidatos que contendieron fueron producto del dedazo de “dos o tres personas”.
El debate interno desapareció.
Todo en el PAN giraba en torno a la candidatura presidencial del entonces llamado “joven maravilla”.
Las reuniones de la Junta Permanente del partido dejaron de tener periodicidad. No eran regulares. A veces sí, a veces no.
- En esa situación llegará el PAN a su próximo Consejo Nacional, a celebrarse el 11 y el 12 de agosto. Es el primero que se realiza después de la humillante derrota en las elecciones del pasado primero de julio. Ricardo Anaya quedó 30 puntos abajo de AMLO.
El Frente no sirvió ni para el arranque al tsunami guinda.
En las cámaras, los azules se hicieron chiquitos.
- El grupo de Anaya, en control del partido, ha mostrado un sentido patrimonialista del instituto político. El mejor ejemplo es el jefe nacional formal, Damián Zepeda.
Desde ese cargo se autonombró senador. Ahora busca autonombrarse coordinador del Grupo Parlamentario.
¿Se le habrá olvidado que las reglas del PAN exigen una consulta al Grupo Parlamentario para elegir al jefe de la bancada en las cámaras federales?
- Hay varios liderazgos que también se le quieren “atravesar” a la continuidad. Una mayoría de los gobernadores azules —no todos— forma parte de esos liderazgos:
Martín Orozco, Aguascalientes; Pancho Domínguez, Querétaro; Francisco Javier García Cabeza de Vaca, Tamaulipas; Jose Rosas Aispuro, Durango; Carlos Mendoza Davis, Baja California Sur; José Antonio Gali, Puebla; y Carlos Joaquín, Quintana Roo.
Larios no es antialiancista. Considera, eso sí, que hubo un error en la manera de procesarlo. “Priorizaron la garantía de que el presidente del partido (Ricardo Anaya) fuese el candidato presidencial”, puntualiza.
El PAN está obligado a encontrar al próximo jefe nacional entre las escasas figuras que le quedan. Alguien que sea aceptado por las diferentes “tribus azules”, antes de volver a la normalidad democrática.
Los mismos no pueden seguir. En sus narices tienen el ejemplo del PRD y los Chuchos, que una y otra vez se rehusaron a ser incluyentes.
Impusieron consecutivamente a tres presidentes nacionales: Guadalupe Acosta Naranjo, Jesús Ortega y Carlos Navarrete.
Le pusieron el tapete a la desmotivada militancia para que la aspiradora de Morena los absorbiera. Ya sólo les queda el “cascarón” del partido, como pronosticó atinadamente el presidente electo.
¿Así querrá terminar el PAN?
- Otro aspirante a jefe nacional, Ernesto Ruffo, es también de la idea de que el PAN no tiene otra alternativa que reconciliarse, aunque no parece estar en contra de la continuidad.
“O nos arreglamos o nos arreglamos”, dijo.
Charlamos con el bajacaliforniano después de la plática privada que sostuvo con el diputado saliente, Marko Cortés, supuesto “delfín” de Anaya para la presidencia del PAN.
El senador del PAN es más optimista que Larios. Está convencido de que en 2021 la gente volverá a voltear hacia su partido.
Prevé que el periodo de gracia del que goza López Obrador se agotará pronto.
Ya hay señales de descontento. La multa del INE a Morena por el famoso fideicomiso para la reconstrucción; la resistencia de AMLO a una fiscalía autónoma, el nombramiento de Bartlett como director de la CFE.
Es de los que no descartan que la liberación de Elba Esther Gordillo sea producto de lo que se conoce como PRIMOR. “Todo eso contribuye al desánimo”, asevera.
- Leticia Bonifaz, titular de Derechos Humanos de la SCJN, no se coló a la sesión del TEPJF donde se hizo la declaratoria de presidente electo. Nos mandó copia de la invitación que recibió para asistir al histórico evento. Una disculpa a ella y a los lectores.