El aumento de aranceles a vehículos eléctricos intensifica las tensiones comerciales globales.
Estados Unidos.-Las economías occidentales enfrentan desafíos con la creciente exportación de vehículos eléctricos desde China, lo que ha llevado a la imposición de aranceles comerciales significativas en los principales mercados de exportación.
Denominadas como “prácticas comerciales desleales”, varias naciones han incrementado los impuestos sobre las importaciones de vehículos chinos.
Por ejemplo, Estados Unidos elevó sus tarifas del 25% al 100% en mayo de 2024, mientras que la Unión Europea aplicó en julio un arancel antisubvenciones provisional de hasta el 37,6%.
La Comisión Europea vigila de cerca a los fabricantes chinos por ofrecer productos a precios excesivamente bajos, afectando los mercados locales y generando tensiones comerciales.
China ha respondido con medidas recíprocas, incluyendo una tasa de dumping que corresponde al nivel del arancel antisubvenciones de la UE para sus vehículos eléctricos. Además, ha llevado su queja contra los aranceles de la UE ante la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Canadá, que también aumentó los aranceles al 100%, ha visto represalias chinas en forma de investigaciones antidumping sobre productos canadienses como el aceite de canola y los productos químicos, además de una investigación antidiscriminación.
El Foro Económico Mundial (WEF) señala que estas acciones están exacerbando las tensiones comerciales en un clima de incertidumbres geopolíticas.
A pesar de promover la transición a una economía baja en carbono, China busca liderar en tecnología, innovación y producción de vehículos eléctricos.
Desde 2017, las exportaciones chinas de vehículos eléctricos han crecido un 13.300%, alcanzando los 42 mil millones de dólares en 2023, y representando casi el 70% de la producción mundial.
Aunque las preocupaciones de Estados Unidos, la Unión Europea y Canadá son entendibles dada la escalada de la producción china apoyada por subsidios estatales, estos bloques no son ajenos a políticas similares, incluyendo la Ley de Reducción de la Inflación de Estados Unidos y programas de ayuda en la UE.
Estas tensiones se enmarcan en una competencia por el liderazgo global en sectores estratégicos.
El WEF advierte que los aranceles impuestos no forzarán a China a modificar su política económica o sus prácticas industriales. En respuesta a la guerra comercial, los fabricantes chinos están trasladando su producción a terceros países y diversificando sus mercados hacia regiones como Australia.
Aunque el litigio en la OMC sigue siendo una opción, este tipo de medidas no solucionan el problema de raíz y tienden a perpetuar el ciclo de medidas enérgicas. Según el WEF, la única solución sostenible es la cooperación multilateral para establecer nuevas reglas de competencia global que reemplacen las actuales políticas proteccionistas.