Los aranceles automotrices impactan a fabricantes en EEUU, mientras Tesla logra mantener estabilidad gracias a su producción local.
El reciente arancel del 25% impuesto por el gobierno de Estados Unidos sobre vehículos y ciertas autopartes importadas está generando un impacto desigual entre los fabricantes automotrices que operan en el país. Desde el 2 de abril, esta medida afectará principalmente a las empresas que dependen del ensamblaje fuera de Estados Unidos, mientras que aquellas con producción local podrán mitigar parte del impacto directo.
Ford Motor Company verá un aumento en los costos de sus modelos clave, como el Mustang Mach-E, ensamblado en México, y la camioneta híbrida Maverick. Similarmente, General Motors enfrentará desafíos con sus vehículos eléctricos Blazer y Equinox, también fabricados en México. Hyundai, que produce la mayoría de sus autos eléctricos en Corea del Sur, verá incrementados sus costos al ingresar al mercado estadounidense.
Por otro lado, Tesla es uno de los fabricantes menos afectados por esta política, gracias a su operación centrada en Fremont, California, y Austin, Texas. Aunque entre un 20% y 30% de sus autopartes son importadas, el ensamblaje nacional le permite evitar los nuevos aranceles sobre vehículos completos. Sin embargo, la marca enfrenta dificultades en ventas tanto en Estados Unidos como a nivel global. En este contexto, Elon Musk ha confirmado que, aunque el impacto no será total, Tesla también experimentará aumentos.
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Rivian y Lucid Motors, con plantas de producción en Illinois y Arizona respectivamente, también evitarán los aranceles sobre vehículos terminados. No obstante, el uso de componentes importados podría modificar sus costos previstos.
Esta medida crea una fragmentación en el mercado, donde algunos fabricantes tendrán que absorber o trasladar los nuevos costos a los consumidores, mientras que otras marcas mantendrán una estructura más estable a corto plazo.