Por: Christián Gutiérrez.
La corrupción es un monstruo de mil cabezas, pero además, en México crece en sus índices de victimización aunque, paradójicamente, el índice de percepción disminuye. Es decir, en los hechos, las cifras de víctimas de la corrupción en México van a la alza, pero disminuyen estas cifras en la mente de las personas. ¿Parece increíble, no?
Vea usted: de acuerdo a cifras de Trasparencia Internacional, el número de mexicanos que percibe un incremento de la corrupción en el país bajó de 61% en 2017, a 44% en 2019, esto de acuerdo al Barómetro Global de la Corrupción de Transparencia Internacional y su Capítulo Transparencia Mexicana.
Más cifras del Barómetro: “Aunque perciben cambios respecto de años anteriores, nueve de cada 10 encuestados señalaron que la corrupción sigue siendo un problema para el país. Asimismo, 21% de la población consideró que la corrupción ha disminuido, en tanto que en el Barómetro 2017 sólo 6% opinaron lo mismo.”
Suficiente de cifras por ahora.
En realidad, el centro medular de esta entrega no es disertar sobre cifras, hechos y percepción de la corrupción, si no cómo hacer algo para prevenir, investigar y sancionar los hechos y actos de corrupción y las faltas administrativas, graves y no graves.
Uno de los métodos, es el ejercicio del Gobierno Abierto; figura que nació globalmente en el año 2009, durante la administración del Presidente de los Estados Unidos de América, Barack Obama, con la firma y alianza de México como país participante en este esfuerzo.
Para decirlo de manera sencilla, un Gobierno Abierto, es aquel gobierno que reconoce que el monopolio de la construcción del Estado ya no es posible que recaiga por completo en las manos de los gobernantes, y cede poder a la sociedad civil para equilibrar la responsabilidad en el diseño y en la cocreación del propio Estado, particularmente a través de políticas públicas. Los elementos integrantes del Gobierno Abierto son tres: a) Trasparencia; b) Participación; c) Cooperación, aunque también alguna doctrina considera que la cooperación puede estar concentrada en la participación de la sociedad civil.
Ok, y después de comprender qué es Gobierno Abierto, ¿cómo utilizarlo para combatir la corrupción en Michoacán? Este tipo de preguntas me gusta responderlas con ejemplos prácticos. Veamos:
a) Transparencia: Que el Congreso del Estado de Michoacán inicie una serie de foros públicos para hacer visible y socializar la reforma constitucional -que vendrá con seguridad- en materia de consultas populares y revocación de mandato presidencial y de los gobernadores.
b) Participación: Que la sociedad civil de Michoacán participe en estos foros, disertando en los paneles sobre el tema de manera profusa, para que se conozca la visión de varios y plurales grupos de interés.
c) Cooperación: Que se instale un Congreso local Abierto, en donde la sociedad civil participe en dos cosas fundamentales: 1. el diseño de; 2. la cocreación de acciones legislativas, para aterrizar estas dos figuras de participación ciudadana en Michoacán.
¿Esto puede ayudar a combatir la corrupción en la entidad? Desde luego que sí, porque se acotan los espacios de discrecionalidad de parte de los legisladores, se generan ecosistemas de confianza entre gobernantes y gobernados y se disminuyen las insuficiencias e ineficiencias de productos legislativos, hechos por pocas manos; además, esto le da a las leyes mayor legitimidad social y política.
Desde luego lo anterior es complejo, pero combatir la corrupción bien vale la pena, en el presente y futuro.
* El autor, tiene estudios de doctorado en Política, de maestría en Neuromarketing,
de maestría en Ciencia Política, así como de licenciatura en Derecho.
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