Isarel/ Palestina y el juicio de la historia
Francisco Lemus / Foto. Cortesía

Al estudiar las grandes injusticias de la historia es inevitable cuestionarse cómo es que la mayoría permitió que éstas sucedieran, y claro eso pasa en parte porque el discurso hegemónico las redimensiona, pero también pasa porque en su momento hubo relaciones de poder que encubrieron tales injusticias.

Así, para el neófito en el conocimiento del holocasuto se vuelve increíble que el régimen nazi haya aniquilado a millones de seres humanos, una buena parte de ellos judíos, y prácticamete nadie haya alzado la voz a pesar de que había conocimiento, si bien no preciso, sí claro de que se estaban cometiendo delitos de lesa humanidad.

Así a la distancia veremos la forma en que hoy en Estado israelí está aniquilando a millones de palestinos, la mayoría mujeres, niños y ancianos, mientras que el mundo entero es un mudo testigo de ello.

Obviamente no predomina una narrativa en la que el Estado israelí admita estar cometiendo un genocidio, tiene que culpar a alguien más de lo que sucede.

Sin embargo, la verdad suele salir a flote y por ello no es casual que multitudes salgan a protestar en contra de los crímenes que está cometiendo Israel. Esta semana el presidente de Colombia puso el ejemplo al romper relaciones con los perpetradores, mientras que Estados Unidos optó por ir en dirección contraria.

Miles de estudiantes estadounidenses han sufrido en carne propia la represión de manos de sus gobiernos que se presumen la punta de lanza en lo que a democracia se refiere, incluso muchos periodistas locales han denunciado lo que a su parecer es un nivel de represión injustificadamente excesivo.

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Pero todo tiene una razón de ser, Estados Unidos se aferra a su papel de policía global y sin el valioso apoyo de Israel como enclave en el Medio Oriente su situación sería aún más decadente de lo que ya es al día de hoy. Así que aún suponiendo que al católico Joe Biden no le encante la idea de mantener su patrocinio sobre Israel y su gobierno extremista, no tiene opción.

La opción existe, pero obviamente iría en contra de la lógica del poder que sustenta a Estados Unidos en su posición hegemónica, sobre todo tras el fin de la Segunda Guerra Mundial.

De igual modo que los nazis emularon las prácticas de todas las potencias coloniales, sólo que en suelo y con ciudadanos europeos, Israel se aferra al mismo modelo colonial para imponer su poderío sobre el pueblo palestino, también en la búsqueda de un mayor territorio y recursos.

Esto prueba que en la sociedad capitalista toda paz es efímera y generalmente se alimenta de la guerra en otras latitudes. Es cuestión de tiempo para que las contradicciones económicas y políticas que de ellas devengan, pongan nuevamente en riesgo a toda la humanidad.

A ello hay que sumar que el modelo neoliberal ha incrementado de forma agresiva las desigualdades en casi todo el planeta, y así como hace 100 años éstas acabaron por generar regímenes autoritarios que prometían seguridad para sus ciudadanos -al menos para una parte de ellos-, de nuevo vemos el surgimientos de este tipo de perfiles.

Además, qué democracia hay que proteger, cuando justamente vemos a los demócratas no tener grandes escrúpulos en entrar a las universidades y golpear a sus estudiantes que están protestando.

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