No es una novedad decir que Andrés Manuel López Obrador nunca ha sido candidato del gusto de los empresarios. El tabasqueño, quien promovió el eslogan “primero los pobres” en otras campañas, provoca desconfianza, miedo y hasta rechazo de los hombres del dinero.
El tabasqueño lo sabe. Quiso poner remedio a ese Talón de Aquiles en su tercera campaña presidencial. Nombró a Alfonso Romo, conocido hombre de negocios neoleonés, como enlace con los empresarios. Incorporó a Esteban Moctezuma, Tatiana Clouthier y a otros que defienden la libre empresa.
La misión del emprendedor de Nuevo León, cuestionado por The Wall Street Journal por su ética al hacer negocios, era neutralizar ese miedo de los empresarios al tabasqueño, puntero en todas las encuestas sobre preferencia electoral.
La bronca es que lo que Romo teje con los empresarios, Andrés Manuel lo desteje con sus discursos. La piedra de Sísifo a juzgar por la plática que sostuvimos ayer con Juan Pablo Castañón, presidente del Consejo Coordinador Empresarial. Una y otra vez, el enlace de López Obrador ha asegurado a la cúpula empresarial que si gana Andrés no se va a revertir la Reforma Energética.
Pero en la última Convención Bancaria — “a la que llegó descuidado y enseñando el ombligo”, según Castañón—, sí dijo que iba a revisar las inversiones en Energía.
A los hombres del dinero no les gustó ni tantito la declaración de Andrés Manuel de que si hay fraude electoral, él no va a “amarrar al tigre” ni a detener a la gente y se va a Palenque. Les sonó a “yo o el caos”.
Es cierto que hizo el compromiso de no nacionalizar la banca, pero no fue suficiente. El puntero en las encuestas congeló las sonrisas al pedir un congelamiento temporal en las nuevas inversiones privadas en exploración y producción de petróleo, como apuntó The Wall Street Journal.
“Ya regresó a su discurso de antaño”, sintetizó el número uno del CCE.
- Los empresarios quieren que AMLO explique cómo manejaría “la eficiencia en el gasto”. No los convence el discurso de que si se elimina la corrupción y los gastos suntuarios en el gobierno federal alcanzaría para financiar el desarrollo y los costosos programas sociales que propone. Y eso sin contratar deuda ni subir impuestos.
“Si él gana, habrá serios problemas de discusión con los empresarios. Las relaciones serán complicadas. No define el país que quiere”, puntualiza Castañón.
- Ricardo Anaya no saca ronchas a los empresarios, pero tampoco tienen claro hacia dónde va. “Las tres cuartas partes de su tiempo las ha empleado en convencernos de que no blanqueó dinero”, nos dijo el líder empresarial.
Le parece que la propuesta de Renta Básica Universal —pagar a cada ciudadano una cantidad de dinero por el hecho de haber nacido en México— que hace Anayaes un exceso. “Parece una medida populista”, subraya.
El mero mero del CCE vuelve a las acusaciones de lavado, triangulación de recursos y empresas fantasma que se le hacen al otrora Joven Maravilla. ¿Qué va a pasar con el cuestionamiento moral? Se pregunta. Él mismo responde: “El tema debe de quedar resuelto antes de ir a las urnas…”.
- José Antonio Meade es el hombre de los empresarios. Lo ven como uno de los suyos. Pero arrastra el desprestigio del PRI y la baja popularidad del presidente Peña Nieto. Los priistas de base no terminan de adoptarlo. Castañón dice que el gran reto del PRI son los perfiles pluris para el Senado y la Cámara de Diputados.
¿Seguirán privilegiando alianzas con líderes como Carlos Romero Deschamps o Carlos Aceves del Olmo? ¿Van a ser candidatos? se pregunta. Pronto lo sabremos.
- El CCE, por lo demás, celebrará su Asamblea el próximo 20 de marzo. Allí va a presentar la agenda “México, mejor futuro” que contiene una serie de requerimientos a los candidatos presidenciales. “Son reflexiones sobre las instituciones mexicanas”, nos dijo.
- Hace poco más de un año que Javier Corral ordenó la destitución de Rodolfo Leyva, comisionado del Instituto Chihuahuense de la Transparencia, por oponerse a que el gobernador colocara aliados en cargos estratégicos de ese organismo. Los otros cuatro comisionados, subordinados de Corral, acataron sin chistar la instrucción y lo echaron.
Pero Leyva no se quedó con los brazos cruzados y luego de un juicio de un año obtuvo una sentencia de amparo en la que se dispone que se actuó de “forma ilegal” y se le restituye como presidente del Instituto.
Un juez de distrito, Alberto González Ferreiro, dejó claro que los cuatro comisionados leales al gobernador no tienen facultades para destituir a sus pares. El conflicto debería terminar allí. Pero Corral está “encaprichado” y busca otros canales para sacarlo del Instituto, dice el propio Leyva, en una grabación que llegó al correo de Arsenal.
Ya hasta aprobaron en el Congreso local una ley para quitarle el fuero “en forma retroactiva”, asegura Leyva.
Al “grupito de la guerra” le quedan seis días hábiles para someterse a la orden del Juez, pero los subalternos del gobernador le dicen que la sentencia se puede superar.
“No pueden ganar en impugnación lo que no consta en el expediente”, subraya el consejero restituido.
-¿Y que no se supone que el gobernador es abogado?— le preguntan en la grabación.
-Jajaja… Déjame aclararte algo. Tener título de licenciado en derecho no te convierte en abogado— repuso Leyva.