Es 15 de agosto de 2017 y las campanas de la catedral de Morelia doblan insistentemente; suena la fiesta religiosa pero indefectiblemente nos llevan a la reflexión y la interrogante ¿Por quién doblan las campanas? Y sí, doblan por los morelianos, por los ciudadanos de bien que habitan esta capital, ya sean nacidos aquí o adoptados y atrapados por la belleza arquitectónica de sus majestuosos edificios.
La rabia, la tristeza y la impotencia ante los acontecimientos nos embarga a todos los que hemos leído la noticia: migrantes detenidos por la policía de Morelia y esposados como los peores delincuentes.
Me había reservado la posibilidad de opinar sobre el gobierno de Morelia, aunque soy apasionado de los temas municipalistas; había llegado a creer que, en efecto, solo era un tema político y electoral lo que motivaba a tantas quejas sobre Alfonso Martínez; bastó la acción de la policía para volverme a la realidad.
No pude resistir ver a los hermanos migrantes detenidos y esposados, en una acción de la policía moreliana que debe avergonzarnos como habitantes de Morelia y como ciudadanos libres de este planeta.
Es una acción sin precedentes, que por lo menos amerita una disculpa pública del gobierno municipal.
¿Acaso los policías que presume Alfonso Martínez no conocen la ley?
Claro está que no. Al efecto el artículo 11 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, consagra un derecho humano fundamental que dice “todo hombre tiene derecho para entrar en la República, salir de ella, viajar por su territorio y mudar de residencia, sin necesidad de carta de seguridad, pasaporte, salvoconducto u otros requisitos semejantes…”.
¡Eran migrantes, Señor Alfonso Martínez!, de paso por esta ciudad que equivocaron su rumbo, porque según señalan los medios deberían haber llegado a Irapuato, después de un viaje con inimaginables peligros cuyo rumbo era los Estados Unidos de Norteamérica.
Sueño frustrado, violencia policiaca, ignorancia de la ley es lo que queda claro con esas acciones policiacas.
Qué le decimos a los demás Hondureños sobre Morelia? Estas acciones hablan por todos, por la ciudad, por sus habitantes, ¡sí, por todos!
Estamos pugnando -me cuento entre ellos- porque este país sea un puente y no un muro, porque el paso de los migrantes rumbo al norte sea seguro y amable.
Por supuesto, me cuento entre los que estamos en contra de la construcción de un muro adicional en la frontera norte de nuestro país, porque vendrá a dividir aún más a la humanidad, porque es una aberración y una necedad.
¿Acaso nuestra policía municipal responde a los intereses de los Estados Unidos de Norteamérica? Si no es así, entonces deben ceñirse a sus atribuciones y regresar a capacitarse en materia de Derechos Humanos.
Las facultades en materia de migración están conferidas a autoridades distintas a las policiacas, entonces las detenciones devienen ilegales y arbitrarias con responsabilidad para los elementos y para los mandos.
Por supuesto, no me interesan las sanciones en contra de los participantes, pretendo mover a la reflexión para que un acontecimiento similar no vuelva a ocurrir en ninguna parte de la patria.
¿Acaso no viene a nuestras mentes la lucha de nuestras familias en Estados Unidos de Norteamérica peleando para no ser detenidos por la policía? ¿Será que Alfonso Martínez y policías no tienen familiares en esta situación?
Millones de mexicanos entre los que se cuentan miles de michoacanos se encuentran como indocumentados en todo el territorio de Estados Unidos; sufren, padecen el temor de ser deportados dejando sus hijos y sus haberes, viven una incertidumbre permanente; por todo esto no podemos permitir en ninguna circunstancia que algo similar suceda en México, muchos menos en Morelia donde nos preciamos de ser cuna y origen de las principales luchas libertarias.
Reitero, llegué a pensar que solo eran ataques al presidente de esta ciudad, pero los hechos nos demuestran lo contrario.
Lamentable sobre la administración moreliana, los hechos se imponen. Imposible pensar en reelegirse, por lo pronto no es posible.
Por eso doblan las campanas, por todos.
emartineziv@hotmail.com