Por la Dra. Sandra Olivia Cabrera Tapia.
Libertad Constituyente
Sacudirnos las prácticas de corrupción real en la secretaría de educación pública, no se hace aplicando medidas coercitivas al gremio magisterial, se hace realizando un meticuloso análisis sobre si, en la educación en México, existe una intención clara (con conocimiento por supuesto) de revisar si las actividades de la administración educativa contienen una proyección de carácter pedagógico y/o psicopedagógico en cada una de las áreas de la estructura educativa; sobre todo las llamadas de apoyo a la educación. Si partimos desde los mecanismos que se operan en los nombramientos para los puestos de dirección, ya empezamos mal, pues el mismo criterio de ignorar los perfiles idóneos que se observan aquí, se desdoblan en cascada en todo el aparato educativo; ¡esto es real!, por lo que me animo a proponer una inmediata investigación que conlleve como resultado el corregir las anomalías que se encuentren, en lo relacionado pertinentemente a los perfiles de los trabajadores al servicio de la educación, empezando desde los puestos más altos, hasta podernos dar cuenta, si es que no basta el que salte a la vista, el cómo en los espacios de atención directa con los grupos estudiantiles y cuerpos docentes, además de las aulas, existe un anquilosamiento abrumador de contenidos sin contenido; Hablamos de que dentro de las estructuras de prestación de servicios de apoyo, difusión, capacitación, planeación, investigación, etc. con carácter educativos, mismos que deberían ser obviamente pedagógicos, con un carácter eminentemente didáctico, no parecen percatarse de la pertinencia de los perfiles profesionales para una labor que deberían realizar y casi no realizan, como la revisión de contenidos de aprendizaje, especialización en metodologías, búsqueda de comunicación entre ellas, evaluación de insumos e infraestructura; ni se hace una ponderación de las características de los grupos de atención y necesidades propias, no solo eso, sino que a los profesionistas que dentro de estos espacios intentan generar mecanismos de revisión, diálogo, intercambio de experiencias, registro de evidencias para posteriormente intentar someterlas a contrastación generando hipótesis, guías de aprendizaje y metodologías pedagógicas que soporten el rigor de la contrastación; éstos profesionales suscitan por obvias razones el fenómeno conocido como mobbing laboral que sintetizando su complejo y delicado abordaje, consiste en el impedimento a toda costa y valiéndose de violencia psicológica y laboral; de frenar la producción educativa real producida por un trabajador profesionista y profesional en su área, y que se atreve a generar y sostener dinámicas con carácter científico y a desglosar, es decir proponer y practicar el análisis crítico sobre los servicios educativos y ni qué hablar si se busca incorporar nuevos servicios que la misma sociedad demande.
¿Es posible que éstas sean algunas de las razones por las que México ocupa los últimos lugares en calidad de la educación?, en verdad a ningún connotado pedagogo o filósofo de este país se le ha ocurrido preguntar ¿qué hacer una vez descubierta cualquier posibilidad de obsolescencia y fracaso en la realización de los objetivos educativos centrales?, y lo que sería aún más extraordinario, el dar inicio a un ejercicio que nos brinde la posibilidad de encontrar en nuestros cuerpos de docentes, investigadores educativos, asesores, filósofos, psicólogos y psicopedagogos (nosotros estamos proponiendo también psicoterapeutas), con la osadía de proponer nuevas metodologías pedagógicas, generando espacios de intercambio de experiencias; es claro que las autoridades educativas deberían estar garantizando la infraestructura suficiente y basta para realizar el sueño educativo de contar con academias de especialistas en la educación en diversos saberes; especialistas en pedagogía, de especialistas en conducta humana, en sociología, antropología, psicopedagogía, de especialistas en motivación para el aprendizaje, de especialistas en historia, de especialistas en filosofía y construir desde un carácter verdaderamente ontológico y epistemológico el conocimiento sobre lo que es educar; sin el cual no se debería permitir definir a ninguna cosa como proceso educativo, debemos proponer para la dinámica pedagógica en la educación, una realidad que no molestara a nadie porque todos en el ámbito educativo entonces, fueran profesionales de la educación.
Ciertamente porque nos atrevemos a intentar el fortalecimiento de la educación en México, tenemos una y otra vez inequívocamente que ser vistos como una molestia, ¿cuánta osadía no? Alguna vez me preguntaron a qué me refería con el título de mi tesis preparada para la facultad de filología de la universidad de la habana denominada El Espacio Olvidado, respondí que podría ser observado como una pretendida reconfiguración y re significación del espacio conceptual artístico, pero que desde luego y en esto consistía su reto mayor; una vez aclarado cómo el espacio plasmado en la obra de arte remite inequívocamente a toda la percepción acumulada y acomodada neuronalmente en los diferentes hemisferios cerebrales del artista y que tiene en su obra la posibilidad de reflejar cómo ha sido prefigurada su psique toda, por todos y cada uno de los espacios histórico familiares e histórico sociales e histórico psicológicos, en donde cada posible arquetipo a la manera de Jung pero extrapolado al lenguaje, deriva de la posibilidad o no de la asimilación de la influencia del influjo arquitectónico confluyente en nuestros espacios; esto explicaría el por qué a muchos les resulta ajena la palabra, el ejercicio de lenguaje y por ende la comunicación. Esta teoría me ha llevado a la necesidad de la construcción de una metodología psicoterapéutica que permita justamente articular diversas aristas gnoseológicas de interpretación del ser educativo, teniendo como punto de fuga el espacio para entender la dimensión bio, psico, espacial; podemos ir armando un cerebro perceptivo desde el reconocimiento del ser espacial, por lo que reconocemos en ésta metodología, una oportunidad importante, digna de tenerse en cuenta en el crecimiento del coeficiente intelectual derivándose de aquí su nombre “Psico Estructura Arquiambiental del Ser.
Sé muy bien de lo que hablo cuando expreso la necesidad de espacios educativos con características de excelsitud muy puntuales, criterios como vastedad, plenitud, líneas estéticas, pulcritud, conectividad espacial real, no y no cibernética de herramienta simulada, con un marcado flujo psicoambiental en donde la naturaleza, lo palpable, lo observable, lo disfrutable, lo compartido, lo kinestésico, permita a la categoría libertad, el no ser censurada; partiendo de ésta, la construcción de conocimiento y esto a su vez constituya la acción más natural del ser humano.
En el magisterio, los profesionistas comprometidos con su práctica, necesitamos hoy por hoy un censo inmediato de los verdaderos bienes nacionales con los que se cuenta para detonar un verdadero acto educativo, Es decir, ¡lo requerimos todo para hacer educación!; necesitamos contarlo todo, saber las cuentas, enumerar lo que hace falta y unirlo a las listas de peticiones y de reivindicaciones en las que los trabajadores de la educación hemos luchado tanto; proponemos por ejemplo y hablo desde mi trinchera; el saber de manera urgente con cuántos gabinetes de psicología reales dentro de la estructura educativa en los diferentes niveles educativos contamos, pero sin duda alguna debemos ir más lejos pues si estos no existen, no solo es preocupante si no lo es aún más, el saber que la atención a la necesidad comunicativa y de acercamiento en la educación no se practica suficientemente por decir lo menos. En la implementación de actividades que den cuenta de unidad, al buscar establecer y fortalecer principios éticos para ponderar el acto comunicativo pedagógico suscrito en la relación de ayuda, me ha interesado a sobremanera, la propuesta metodológica de la psicoterapia humanista heredada de Carl Rogers, por lo que nosotros la articulamos con otras metodologías enriquecedoras, todas de corte humanista por la sencilla razón, de que en la escuela, el ser humano siempre debe estar al centro. En los cuerpos tanto directivos, como en los de docentes como de alumnos; la comunicación se está realizando de manera francamente improvisada en el mejor de los casos, cuando se suscita ésta, entre los niveles y jerarquías, inequívocamente parece forzada, imposibilitando la interacción de todos los agentes educativos; tocar el tema de los contenidos educativos, sería nuevamente, hablar de un espacio olvidado en el que pro obvias razones, no se percatan desde los puestos “directivos” de que los profesionistas que están fuera de su área de influencia, como abogados, ingenieros, u otros que no ostentan ningún título profesional o cuentan únicamente con la preparatoria y realizan una carrera técnica y que aun así realicen actividades “psicopedagógicas“ no pueden ser perfiles idóneos en la educación. Sería pertinente saber también si en cada uno de los departamentos de apoyo a la educación de la estructura de Secretaría de Educación en cada estado (y sería genial empezar por el estado de Michoacán), existen maestros egresados de normales y de qué otras profesiones se está nutriendo la actividad psicopedagógica; porque podríamos suponer que debería de ser apoyada y colocada relevantemente por la atención de Filósofos, Sociólogos, Pedagogos y Psicopedagogos, en dónde es obvio que deben calificar los posgrados; por lo que creemos que la Psicoterapia Humanista sin duda alguna le daría un plus a la atención psicoemocional; insistimos con el tema de lo verdadero por lo que en la educación no deberían faltar jamás la formación expresa de cuerpos de Filósofos y Psicoterapeutas de las diferentes ramas en las que estas se aplican.
¿Debe un profesionista de las ciencias exactas, como matemáticas, física, cualquier ingeniería, atender talleres pedagógicos y/o psicopedagógicos de orientación educativa? y con la profundidad que conlleva el término educativo, ¿Abogados y Contadores Públicos brindar talleres de atención psicoemocional dirigidos a docentes y alumnos?, aún más delicado resultaría no tomar en cuenta la ultra especialización que debemos incorporar de manera inmediata en la estructura educativa de nuestro país, ¿puede un psicólogo brindar psicoterapia con los riesgos que esto implica para un usuario de tal ejercicio, sin tener ésta especialidad?; aún más, cuán de lamentable es que no se esté poniendo atención a nuestra propuesta de articular saberes similares requeridas para la comprensión de la conducta humana, de tal forma que, los saberes de un psicólogo educativo, los de un psicólogo clínico, se puedan articular convenientemente para alcanzar el arribo de brindar psicoterapia de manera profesional, estableciéndose así los gabinetes de psicología, mismos que los psicólogos educativos pudieran estar coadyuvando en la realización de diagnósticos oportunos que fuesen cotejados por los psicólogos clínicos quienes estuviesen realizando exprofeso insumos para instrumentos y aplicaciones necesarias para el establecimiento de un acervo de experiencias para la sensible presentación de casos en las mesas de los psicoterapeutas, quienes tendrían mayor oportunidad de atención a las problemáticas concretas y particulares. Necesitamos contribuir a la cultura de buscar una relación de ayuda para nuestros docentes, jóvenes y sus familias, en la que nuestros profesores reconozcan y cuenten con las herramientas necesarias para poder diferenciar lo que es una asistencia psicológica de una intervención psicoterapéutica puntual, la práctica de la psicoterapia no se ha entendido en nuestro país, debido a la pobre representación de la misma por parte de la industria cinematográfica y de televisión; al psicoterapeuta se le ubica únicamente como a un psicólogo que solo debe de escuchar y dar consejos, cuando no hay nada más sesgado y lejos de la realidad y de los preceptos científicos que soportan la praxis psicoterapéutica profesional, que justamente tiene prohibido el dar consejería y el hacer juicios de valor sobre cualesquier tema que se aborde en el proceso. Es alarmante aún, que un pedagogo brindara cualquier tipo de “orientación” psicológica o un psicólogo “intervención” psicoterapéutica sin que prive el consejo y soporte de colegas afines que laboraran para cada institución de educación, de investigación educativa o de cultura, un diseño de estrategias de atención a las emociones y comprensión de la conducta humana para el logro de objetivos que deben ser marcados con claridad y que permitiera dejar un bagaje de contenidos que resultaran interesantes para nuevas generaciones, debemos permitirle a ésta generación el tener elementos serios, sustanciales y de peso, para el diagnóstico educativo, tan necesario; ¿es que en México vamos a seguir renunciando a tener un diagnóstico educativo? . Me parece que sí, mientras también sigamos renunciando a contar con espacios editoriales para la publicación de artículos, libros y en general producción literaria del Magisterio. Si la construcción del conocimiento no se suscita desde las bases de una edificación de transmisión de una cultura, valores y preceptos, surgidos del ímpetu espontáneo y de intercambio de saberes de las ciencias a través de la comunicación, entonces hablamos del sometimiento ideológico, pues éste tiende a ser dictatorial, ante la pretensión de utilizar una construcción de un aparato educativo solo con fines hegemónicos.
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