Ciudad de México.- Tanto México y la Unión Europea, como el escenario internacional en que se desenvuelven, se han transformado considerablemente desde la negociación del Acuerdo de Asociación Comercial, Diálogo Político y Cooperación (AG) entre ambos actores hace veinte años. Los cambios atestiguados en las últimas décadas explican, por sí solos, la necesidad de una revisión, modernización y negociación de nuevos términos y condiciones en sus relaciones.
Si a ello se agrega el renovado esfuerzo de la política exterior mexicana por diversificar los vínculos comerciales del país ante la amenaza del Presidente estadounidense Donald Trump de denunciar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), la modernización del AG entre México y la UE adquiere un sentido de urgencia.
En el documento de investigación publicado por el Centro de Estudios Internacionales Gilberto Bosques del Senado de la República intitulado “Proceso de modernización del Acuerdo Global entre México y la Unión Europea”, la investigadora Carla Delgado Chiaberto analiza las causas y desarrollo del proceso de modernización del AG entre México y la UE. En primer lugar, hace una revisión histórica de la relación bilateral y de los cambios más determinantes que han sufrido sus protagonistas; posteriormente identifica y analiza los resultados más contundentes del AG en sus tres pilares: diálogo político, acuerdo comercial y cooperación. Finalmente, la investigadora señala los procedimientos y el avance que ha tenido hasta ahora el proceso de modernización.
La investigación señala que, a diferencia del TLCAN, el presente es un proceso de modernización y no de renegociación, por lo que las negociaciones principalmente radican en discutir temas que corresponden a la nueva realidad del sistema internacional, por ejemplo: anticorrupción, buenas prácticas y transparencia, coherencia regulatoria, competencia, compras públicas, derechos de propiedad intelectual, desarrollo y comercio sustentable, empresas productivas del Estado, energía y materias primas, facilitación del comercio, inversiones, medidas sanitarias y fitosanitarias, pequeñas y medianas empresas (PyMEs), reglas de origen, servicios, solución de controversias y subsidios.
Hasta el momento, son tres los temas identificados como los más sensibles de la negociación: la definición de un mecanismo de solución de controversias entre inversionistas y Estado, las indicaciones geográficas para determinados bienes, y los productos agrícolas. Aunque ellos corresponden a la parte comercial del Acuerdo, la autora invita a reflexionar respecto al trasfondo político donde ambos actores buscan posicionarse en un escenario en el que Estados Unidos ha dejado de ser el referente del liberalismo comercial. México trabaja por ganar certidumbre y abrirse oportunidades de diversificación; por su parte, la UE busca ganar espacio al promover sus mecanismos en el sistema internacional.
De la investigación se percibe que el tema que mayor debate podría suscitar en la discusión parlamentaria europea (y en la sociedad civil) gira en torno a los desafíos en materia de derechos humanos en México. Sin embargo, es poco probable que este tema repercuta en el rechazo del acuerdo. Por lo pronto, la voluntad de ambos equipos negociadores se mantiene para que, a finales de este año, se cuente con una versión final y lista para ser sometida a los procesos de ratificación de cada una de las partes.
Para conocer más sobre los antecedentes del Acuerdo Global entre la UE y México, el proceso de modernización, los temas en negociación, así como algunas recomendaciones generales para ambos bloques, lo invitamos a consultar el Documento de Investigación al que hace referencia el presente Boletín en el siguiente enlace:
http://centrogilbertobosques.senado.gob.mx/docs/DI_Modernizacion_AG_301017.pdf