El 2 de octubre del presente año se cumplirán 50 años de la trágica represión en la plaza de las tres culturas de la ciudad de México, mejor conocida como la matanza de Tlatelolco. Sin embargo, particularmente, este año debe recordarse no solamente este triste fecha, sino también se debe recordar toda la movilización que estuvo antes de este sanguinaria acción maquinada por el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz.
El movimiento del 68, realmente no fue un movimiento cien por ciento mexicano, en ese mismo año, en países como EUA, Francia y Checoeslovaquia, se dieron movilizaciones populares pidiendo cambios como mayor libertad para la ciudadanía y menos represión por parte del gobierno. Claro, muchas de las consignas utilizadas eran muy ambiguas ya no pugnaban estrictamente por un programa sociopolítico específico.
Incluso en el movimiento mexicano, las peticiones eran relativamente generales, no se pidieron cambios profundos, solo una reducción en el autoritarismo gubernamental. Desgraciadamente, es bien sabido como culmino ese movimiento en México, con decenas de muertos, que hasta la fecha realmente no han sido cuantificados, y que generaría dos cosas: la primera sería el parte aguas político definitivo respecto a la convivencia cordial con el sistema-PRI, ya que a partir de ahí se iniciaría una lucha, lenta pero constante, por obtener más y más libertades y oportunidades de participación política, y la segunda cosa, sería el comienzo de la intensificación de la represión del estado mexicano contra la disidencia activista, mejor conocida como “guerra sucia”.
Sin embargo, como ya se señaló, el movimiento del 68 fue mucho más que solo la mera represión del gobierno, fue la primer movilización auténticamente popular en México desde los años de la revolución mexicana; solo que en vez de estar dirigida por la clase trabajadora-campesina, tuvo en sus principales dirigentes a miembros de la comunidad estudiantil de diversas universidades, sobre todo ubicadas en la capital, así como diversos académicos.
Esta histórica movilización, tuvo su origen a raíz de la detención violenta por parte de las fuerzas del régimen contra grupos de estudiantes de la UNAM y del IPN, quienes estaban protestando contra detenciones de parte de la policía del régimen contra sus compañeros, finalmente un grupo de estudiantes que estaban refugiados en un edificio fueron sacados a la fuerza por el ejército, quien empleó una bazuca para abrir la puerta y aprender a los estudiantes. Todo ello generó la chispa que desencadenaría las movilizaciones posteriores en protesta contra el autoritarismo del gobierno mexicano.
El movimiento fue netamente pacifico, llevando incluso como uno de sus emblemas una paloma blanca, sin embargo conforme pasaban las semanas iba incrementando de tamaño, y el gobierno se negaba a dar respuesta a las demandas de otorgar mayor libertad a los manifestantes.
Fue sin duda alguna un movimiento abstracto pero que simbólicamente estaba pidiendo unas reformas al régimen, y aunque al final fue aplastado violenta y abruptamente, su legado continúo a través de los distintos estratos sociales del pueblo de México. Legado que sin duda contribuyó, primero a la legalización de distintos partidos y organizaciones políticas a mediados y finales de los setenta, y posteriormente serviría como inspiración al movimiento de la apertura democrática a finales de los ochenta y principios de los noventa.
Es en estas fechas donde los ciudadanos y distintas organizaciones sociales, deben reflexionar sobre la importancia del movimiento del 68 como hecho histórico para la lucha por la democracia y la libertad en el país. Y por supuesto tener siempre en consciencia a los responsables de la represión de este movimiento, para de esta manera hacer que finalmente se imponga justicia histórica.