Francisco Lemus | Twitter: @PacoJLemus
El año que está por concluir ha marcado el inicio de la contienda electoral hacia el cambio en la presidencia. La política seguirá siendo el tema de cada minuto en el próximo año, y las filias y fobias de la mayoría de los mexicanos seguirán intensificándose hasta mediados de 2024, cuando finalmente se decida en las urnas el proyecto para los siguientes seis años.
Para algunos, esta intensificación de las pasiones es reflejo de una mayor politización o de una mayor ignorancia, eso dependerá de las mismas filias o fobias de cada uno. Lo que en realidad muestra que la mayoría de la población está dividida por distintas agendas propagandísticas.
El actual gobierno sin duda tiene aciertos y desaciertos, ya es cuestión de cada quien engrandecerlos de acuerdo a sus emociones, conocimientos y experiencias; pero no se puede descontar la acción que los medios de comunicación y sus propias agendas habrán de tener en las definiciones del público.
Ante el desprestigio generalizado de la “clase política” mexicana es comprensible que muchos opten por consumir las críticas que algunos comunicadores lanzan desde una falsa postura de neutralidad o de sociedad civil.
Así mismo habrá quien ante el desprestigio generalizado de los grandes medios de comunicación, opten por creer en un político o grupo de políticos, que identifiquen como los verdaderos defensores de sus intereses. Así mismo, habrá grupos que muestren un elevado escepticismo hacia cualquier opinión, grupos que los políticos ya dan por descontado como focos de su interés.
El 2023 será un año de batallas políticas aún más intensas que llenarán todas las agendas mediáticas, y que por lo tanto el gobierno actual incrementará su presencia en la agenda. El uso de declaraciones distractoras, ataques cada vez más rabiosos, serán el pan nuestro de cada día, desde muy temprano en la mañana, hasta muy tarde en las barras de opinión que ya bien conocemos.
Si acaso el lector ya empieza a hartarse del nivel de la discusión, es un triste deber informarle que el circo apenas comienza, y que las más encendidas declaraciones y agresiones apenas están fermentándose en el buche de los principales voceros de cada bando.
Y esto lleva de vuelta al punto inicial de este texto: ¿en verdad hay una mayor politización del público mexicano? O simplemente se encienden y avivan pasiones que poco tienen que ver con una discusión informada y medianamente racional de lo que acontece en la vida pública y en la política, que finalmente define el rumbo de esa vida pública.
Cada uno tendrá su opinión al respecto, y los hechos escapan a los límites de esta reflexión, a la vez que también, cada hecho se observa desde distintas perspectivas y por tanto genera distintos juicios.
Por mucho que nos pueda desagradar la postura de un ferviente católico o la de un radical izquierdista, sus conclusiones son el resultado de historias, contextos, acciones y decisiones, que no pueden modificarse de la noche a la mañana. A final de cuentas todo ese crisol de visiones conforma a esta y otras naciones, y la labor de la política es tratar de llevarlas a un mismo puerto.
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Las naciones que han logrado éxito en su cultura política y por tanto en su democracia, han sido aquellas que han logrado generar puentes más o menos estables entre estas posturas encontradas. Sin embargo, todo puente tiene fecha de caducidad y por ello, cada tanto tiempo los conflictos se resuelven de manera violenta.
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